miércoles, 14 de septiembre de 2011

Café con sabor literario

Lugar: Dai Sladky
Dirección: Bv Pellegrini 2969
Agosto 2011




  ZERO ALCOHOL
La cultura se hace presente en Sin Buscapina. En una visita anterior, una tarde de verano con 40 grados a la sombra (solo a nosotros se nos ocurre ir a tomar algo caliente un día así), llamó poderosamente la atención un pequeño estante lleno de libros. “Si querés, te tomás un café y te leés algo” me dijo en su momento uno de los acompañantes, mientras mis ojos se posaban inevitablemente en un mostrador lleno de tortas y demás dulzuras.  Hoy la situación fue diferente. Era invierno y la tarde ameritaba un buen submarino con selva negra. La atención fue aceptable, aunque hay que decir que se produjeron ligeras demoras, no culpa de quienes atendían, sino de nosotros mismos ya que los comensales iban llegando cada media hora, en módicas cuotas. Pero lo llamativo fue tener que “disfrutar” de la coordinadora de un taller literario para gente de la tercera edad que, en un patio al fondo, hablaba cada tanto por un micrófono puesto a todo volumen. Celebramos tales iniciativas, pero esperemos que la próxima apunten los parlantes para otro lado.



  EL BARÓN DE LA CERVEZA

La verdad, estoy pensando de qué me puedo quejar. Repasando: está ubicado sobre Boulevard Pellegrini, con linda vista, mesas afuera para estos días donde comienzan las temperaturas que invitan a aprovechar la vereda, con un patio cubierto, baños en condiciones, variedad de cosas dulces, libros disponibles, atención al detalle (que queda de manifiesto en las tazas, por ejemplo, que me daba ganas de llevar a mi casa), gran oferta de café, té y afines, precios más que aceptables... ¿Qué más puedo pedir? Tal vez el único punto oscuro sea que no sobra espacio, y como Dai Sladky aparentemente cuenta con numerosa clientela incondicional (entre la que me cuento a partir de ahora), no será raro tener que apretar las mesas, o directamente -si somos varios- irnos a otro lado ya que no es raro encontrar el lugar lleno. De cualquier manera, a mi entender, no hay muchos lugares con una relación precio-calidad tan buena, y que invita a ser revisitado cada vez que se pueda. Ah, sí, el café francés (tiene cognac) es de lo mejor que probé, lo recomiendo. Después me cuentan.


  



 EL CATADOR TEMPLARIO


Bien se han hecho cargo mis compañeros de reseñar este lugar. Lugar que conocí sólo hace unos años donde me senté a tomar un helado y no volví hasta esta ocasión. Desconocía la oferta cafeteril pero debo agregar que el empeño que le ponen a las presentaciones son meritorias. Hace unos días volví a ir con un amigo y pedí una promo de chocolate y lemon pie incomparable. Pudimos aprovechar que justo se desocupó una mesa larga y nos dispusimos cómodamente en función de la cantidad de peñistas que tuvimos esa tarde. La nota de color fue cuándo la coordinadora del Taller Literario que se celebraba ese día me confundió con otra persona. No sólo eso, como juró y perjuró tanto su convencimiento, o me creía que un usurpador de cuerpos me había invadido o bien que tengo un clon dando vueltas. Para la nota negativa me ganó de mano el Dr. No y como él se dedica a eso lo dejo, no sea cosa que se enoje.











DR NO


Gracias primero a todos los que les gustó mi primera opinión. Esta vez debuto en una peña cafeteril y la cosa no mejora mucho. Puede ser que las tortas y el café estén dentro de lo disfrutable, pero el entorno dejó mucho que desear. Empiezo con el coro de señoras mayores que hacían como que leían al fondo del local. Yo soy de la idea de que se lee o se toma café, sobre todo a edades avanzadas. ¡Por suerte nadie salió herido ni con quemaduras! Lo de los libros no deja de ser una burda excusa para salir un rato a cuchichear, empañando el buen nombre de la literatura grande.  Borges y Joyce deben estar revolviéndose en la tumba.
Volviendo al local que nos acogió pienso que resultó demasiado chico para la gente que había. La experiencia de tomar un café en este lugar cuando hay mucha gente pasa a ser comparable a intentar hacerlo sobre un colectivo de línea en hora pico. ¡Odio las multitudes!
Y  por último: ¡¡¡Pinten el piso muchachos!!! La gastada que tienen las baldosas dá sensación de abandono al lugar. Si me pagan 500 pesos les doy una mano con la limpieza de algunas de las mesas también y de los vidrios de los exhibidores de torta. ¡Y eso que tengo las manos jodidas!






 


Calificación General


3.0