martes, 28 de febrero de 2012

De grande, poco...

Lugar: Gran Doria
Dirección: San Martín y Mendoza
Noviembre 2011







 LA CONDESA DESCALZA


Habiendo recibido nueva invitación, me dispuse a pasar una agradable tarde con amigos, café y accesorios dulces.
Luego de mirar la carta y a despecho de los 35º imperantes, me decidí por un café vienés y un Apple pie, craso error! De “pie” no tenía nada, en todo caso era una streussel de manzana, bastante vieja y sumamente incomible.
El café, era un simple café con crema tibio y azucarado. Y aquí debo hacer una digresión, siempre pido este café en Prócope, donde lo sirven amargo y con una bochita de helado de crema americana, por lo tanto, nada que ver con lo que me sirvieron; aunque Wikipedia mediante, me enteré de que el “auténtico café vienés” es un café espresso con crema batida.
Pasemos a la atención, bastante mala, a mi compañera la dejaron esperando 20 minutos por un té!!! Menos mal que no pidió algo más elaborado.
La limpieza del local es como la de la mayoría, sin llegar a sacudirte el mantel en los pies.
En fin, un lugar al que no voy a volver.


 


  EL BARÓN DE LA CERVEZA


San Martín y Mendoza... Esquina tradicional de la peatonal santafesina si las hay. Sentarme en este lugar me trae muchos recuerdos, y aunque han cambiado de dueños y de nombre varias veces, toda la vida hice alguna escala en esta esquina para tomar algo (dependiendo de la época, alguna vez fue jugo de naranja o un mate cocido con leche, hoy paro por lisos o un café con medialunas). Lamentablemente, a pesar de que le tengo un gran afecto por las cuestiones que menciono, tengo que decir con pesar que hoy en día éste no es un lugar donde tenga muchas cosas positivas para destacar. Ya la Condesa hizo mención de varios puntos oscuros, y yo debo agregar algunos más. A saber: Ni bien entramos, refugiándonos del calor del exterior buscando un ambiente climatizado, comenzamos a sufrir el acoso de un ejército de moscas. Todo bien muchachos, no es un mero detalle, si lo destaco es porque realmente estos odiados dípteros se pusieron pesados de verdad durante toda la jornada peñística. Si hacemos la vista gorda e ignoramos este temita, pasamos a lo que me tocó en suerte con mi pedido: la carta rezaba "café helado con cubos de hielo", y no dudé en pedirlo, me pareció lo más indicado en esa tarde agobiante... pero grande fue mi decepción porque a) no tenía cubos de hielo. b) la jarrita era bastante alta, pero no estaba llena. c) la cucharita que me trajeron era justamente eso una "cucharita". Ante la altura de la jarra, uno tenía que hacer uso de la puntita de los dedos para poder usarla y revolver. Algo tan sencillo como una cuchara más larga hubiera ahorrado la incomodidad. y d) Ni era rico ni estaba helado, más bien parecía un café común que se había enfriado. Después del fiasco, ya avanzada la tarde, pedí un liso. Punto fuerte -pensé- si bien no es barato, podemos decir que está al precio estándar, lo sirven en un vaso alto y la temperatura estaba muy bien... pero ni bien me llevé el vaso a los labios sentí un raspón (por suerte no hubo corte, aunque poco faltó) y descubrí que estaba cachado (acompaño material fotográfico que respalda mi alegato). Sin palabras. Otro punto negativo es el de los baños. Si bien la mayoría somos ágiles peñistas con destreza y capacidades atléticas intactas propias de gente que hace de la vida sana y la actividad aeróbica un culto, sí debemos pensar en que este sitio, justamente por este gustito tradicional, es frecuentado por mucha gente mayor, que no puede subir escaleras hasta un primer piso para poder hacer uso de las instalaciones sanitarias. Tal vez tengan prevista esa situación ofreciendo algún baño abajo y lo desconozco, si es así, pido disculpas, pero los baños, ante la pregunta de cualquiera, están "arriba". La señal para irnos llegó cuando -alrededor de las 20.30 hs.- saturó el ambiente un penetrante olor a rabas. Ya la situación no daba para más. Para culminar, recuerdo haber ido a ver partidos en este lugar en aquellas épocas donde el fútbol iba codificado y te convenía quedarte por ahí a tomar una cervecita y comer una pizza con amigos para ver Colón-Boca en una buena pantalla gigante... hasta eso hemos perdido. Hoy tenemos un triste tele de tubo que se ve con interferencia y con el verde saturado, más otro que muestra una imagen un poco más digna, pero que dista mucho de ser lo que uno espera en tiempos de LED's y LCD's con señales digitales. Doria, media pila, que lo de "Gran", justamente, te queda enorme.

 









 ZERO ALCOHOL


La ventaja de quedar casi último es que tengo compañeros que se escriben todo, y me ahorran la tarea de a)escribir cuando hace calor y uno no tiene ganas; y b) hacer el esfuerzo de recordar qué sucedió esa tarde cuando ya pasaron varios meses del encuentro y los recuerdos se vuelven difusos.  Apenas diré que pedí unos tostados bastante pasables con un cafecito común y corriente algo frío, que la moza se mostró demasiado distraída y que hubo que insistirle en los pedidos, y que el olor a pescado que invadió el ambiente sobre el final de la peña casi me hace vomitar lo ingerido. Las mesitas chiquitas y amontonadas en el interior del local tampoco ayudaron a hacer confortable la estadía. La próxima probaremos en la peatonal.

 












Dr NO

Sin comentarios. No me gusta golpear al que está tirado en el piso (a pesar de lo que piensen de mí, tengo sentimientos).





 








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Calificación General


2.33

miércoles, 22 de febrero de 2012

Lagunas y picadas

Lugar: Laguna Picada
Dirección: Echagüe 6209
Octubre 2011


  EL BARÓN DE LA CERVEZA


Desde que Armando Barreda intentó abrir la puerta, la misma no cedió, "quedó pagando" y los demás rompimos en una carcajada, supimos que esa iba a ser una noche para recordar. Con la presencia estelar de dos invitadas seguidoras del blog, peñistas de alma, las conversaciones giraron en torno a series y música de nuestra infancia. Para acompañar charlas tan agradables y un clima tan ameno, Laguna Picada se comportó como un muy buen anfitrión. Algunos, para empezar, degustamos un vinito Estancia Mendoza (no pagó la publicidad en nuestro blog, pero le hacemos la segunda de onda), muy recomendable sí, pero era noche para cerveza, así que los lisos comenzaron su desfile cual si se tratara de modelos de Giordano en Punta del Este. Y ya que hacemos la analogía, estaban tan buenos, que serían como si Sofía Zámolo (reemplacen con la que más les guste si quieren) se hubiera convertido en lisos. Una delicia. Agrego que hay Isenbeck o Warsteiner para optar (también de onda la mención muchachos, a ver si alguna noche hacemos canje). Para comer, nos decantamos por una picada para dos personas a compartir con una de las peñistas invitadas, la que hoy está debutando como nueva integrante de Sin Buscapina, dándole el toque femenino que faltaba en las reseñas. ¡Bienvenida Condesa Descalza! La "Picada Lagunera" -nuestra elección- es un colosal barquito de madera que viene cargado de milanesas de pescado, empanaditas, rabas, escabeches, en fin, repleto de ingredientes derivados de bichos que pululan bajo enormes masas líquidas, aunque uno podría pedir menos fauna ictícola marina y mayor predominio de la de agua dulce teniendo la Setúbal enfrente, de cualquier manera todo muy fresco y sabroso, a excepción de uno de los ingredientes, algo difícil de identificar pero que parecía un escabeche de algún organismo invertebrado, ayúdeme a clasificarlo, Condesa, jajaja. El molusco -o lo que sea- no molestaba, pero era tan insípido como olvidable y desentonaba. Las papas fritas que acompañaron la "Lagunera", en cambio, estaban perfectas aunque no tenían sal, y eso en mi caso es algo que prefiero. Laguna Picada no parece demasiado grande a primer golpe de vista, pero si sumamos planta baja, primer piso y vereda, hay muy buen espacio para largas mesas de amigos, aunque recomiendo hacer reserva para esos casos porque suele tener numerosas convocatorias en la temporada veraniega. El mozo que nos atendió y muy bien -acorde al nombre del lugar y de la "picada lagunera"-, tuvo una "laguna mental" y al taernos "la adición" olvidó sumar la mencionada picada, pero como Sin Buscapina es incorruptible denunció el error y garpó lo que correspondía, salvando al "mosaico" de ver disminuido su sueldo en 90 pesitos. De cualquier manera los precios son casi-casi excelentes. Por estar ubicado en la zona de la Costanera santafesina y ocupar una casa muy linda, con aspecto de cabaña, se podría esperar más violencia en la factura, pero se agradece infinitamente que se piense en los flacos bolsillos de los peñistas sin que la calidad o cantidad de la comida se resienta. Así como las luces se encendieron y se abrieron las puertas a nuestra llegada -bueno, no se abrieron enseguida, como lo pudo comprobar Armando Barreda-, a nuestra retirada se empezaron a apagar y giró la llave en las puertas. Subimos a nuestros barcos (uno casualmente era un Renault Laguna, ahora que pienso) y Laguna Picada fue quedando lejos en el horizonte. Nos despedimos, alzando las copas, blandiendo sables y disparando tiros al aire, prometiendo volver pronto y tomar una vez más este puerto por asalto, como famélicos piratas dispuestos a vivir otra noche para el recuerdo.

 




 CATADOR TEMPLARIO


Personalmente siempre pienso en los lugares a donde concurrimos como posibles destinos en el caso de que tenga que invitar a alguien que viene a visitar a nuestra querida Vera Cruz. Hay lugares emblemáticos, claro que hacen toda una apología de la cultura del liso o de las picadas (como ya hemos transitado  en otras entregas) pero hay muy pocos que conjugan ciertos elementos de la ecuación: paisaje o entorno+oferta gastronómica+precio obteniendo un resultado positivo.
Laguna Picada es uno de estos sitios. La noche en cuestión se presentaba más bien fresca y bastante ventosa por lo que optamos por guarecernos en el  interior del local, pero noches dónde el liso es más que bienvenido para aminorar temperaturas estar de frente a nuestra Setúbal al levantar el vaso y brindar es algo casi obligatorio.
La oferta gastronómica está acorde al lugar, desde las picadas a las pizzas, de hecho éstas últimas las probé junto a otros comensales y resultamos satisfechos. Los precios más que favorables y sí, yo puedo sacrificar un poco de "Decó" por la ubicación, la comida y el precio. No se pierdan de una tardecita/noche de verano frente a la laguna, aunque esté picada...

 








 LA CONDESA DESCALZA


Primero lo primero, muy mal eso de no abrir a la hora estipulada. Segundo, peor aún, que la gente de la cocina y los mozos estuvieran jugando al truco a la vista de cualquiera que quisiera mirar.
Pero, en honor a que éste es mi bautismo de fuego peñero, tratemos de ver el lado bueno de las cosas.
La carta es, digamos normal, no hay grandes cosas (tampoco se las espera, por otra parte), hay picadas, sándwiches y minutas. La parte dulce no desentona, postres helados industriales, chocotorta (aunque usted no lo crea), tiramisú y otro más cuyo nombre escapa a mi memoria, aunque hay que consultar disponibilidad.
Habiendo llegando la totalidad de los peñistas, procedimos a hacer el pedido, decidiendo compartir una Picada Lagunera, para dos, con el Barón de la cerveza.
Primer punto a favor: No sólo era para dos personas, era para dos personas con hambre. Bien ahí, nada de esas picadas pijoteras que te sirven en otros lados.
Segundo punto a favor: El liso, bien frío y bien tirado (no se rían, aún en Santa Fe, hay lugares donde el liso deja bastante que desear).
Veamos el contenido de la picada en detalle:
Cazuelita de pescado: Excelente, aunque sabrá dios qué pescado era.
Ensalada de kani kama con apio y manzana: Muy buena, aunque hay que ser bobo para que te salga mal.
Milanesas de pescado: También excelentes y también sin especificar especie.
Rabas: La fritura estaba seca, pero le habían dejado una especie de membrana elástica bastante desagradable, antes de empanarla.
Papas fritas: Espectaculares.
Cazuelita de tentáculos de pulpito en escabeche: El punto flaco de la cuestión, no tenía gusto a nada y fue lo único que quedó sin comer.
La atención,  no muy buena, teniendo en cuenta la poca cantidad de mesas ocupadas.
El baño de mujeres, increíble la limpieza, el tamaño y, sé que las lectoras me van a entender, ¡tenía gancho para colgar la cartera! Por lo que escuché, el baño de hombres también estaba impecable.
A la hora de los postres, decidimos rumbear para otro lado. Como la Iglú estaba cerrando, recalamos en la Manalú; lamentablemente no puedo decir nada acerca de los helados, porque no tienen bandejitas plásticas, para aquellos que como yo, no quieren comer ¼ kg de helado y no nos gustan los vasitos de pasta. Ergo, esta tarea recaerá en los peñistas que si comieron.
Resumiendo, un lugar al cual es factible volver.

 











Calificación General


3.66


lunes, 13 de febrero de 2012

Llevando la panza de Shopping

Lugar: FREDDO -Heladería Cafetería
Dirección: Shopping de La Ribera
Octubre 2011


  EL BARÓN DE LA CERVEZA


Teníamos pendiente una visita a alguno de los locales del Shopping de La Ribera, y empezamos por Freddo, con la decisión tomada con firmeza de no dejarnos tentar por su oferta de helados todavía y evaluar qué tal es para el que quiere tomarse un café. Primero decir que ese sector del shopping está muy bueno, está al reparo del flujo incesante de la gente que a veces va y viene como un río embravecido y altera los nervios hasta al más habituado a las multitudes. Por las altas ventanas vemos el sol de la tarde o las luces de la noche portuaria, y espiamos el paso del Catamarán (alguna vez Sin Buscapina tendrá que hacer una fiesta para amigos y lectores a bordo del mismo, ahora que pienso). Las mesitas redondas tienen diferentes colores, justo nosotros, encandilados con el sol de la tarde, fuimos a dar a una mesa rosadita, poco conveniente para dos peñistas como Zero Alcohol y yo, que por este tipo de errores vemos disminuidas nuestras -ya de por sí escasas- posibilidades de aparecer atractivos para alguna fémina... Igual hay colores de mesas para elegir, y también hay una mesa baja con sofás muy cómodos, pero si nos sentábamos ahí, corríamos serio riesgo de no encontrar las fuerzas para volver a levantarnos. A la hora del café, me tomé un Latte que podrán ver en las fotos, y que estaba tan bueno como pinta tenía. Un detalle que me gustó mucho es que lo trajeron acompañado por una bochita de helado de limón. Nunca había probado esta combinación, pero resultó fabulosa. Los platitos estaban cachados, tengo que señalarlo, nada grave, pero lo menciono como un detalle. Después del Latte le entramos a unos tostados y acá marco una de cal y una de arena: me gustan apenas quemaditos, exactamente como vinieron, pero no me gusta que hayan traído tres triangulitos en lugar de cuatro. En muchos lugares sirven tres, no son los únicos, pero realmente muchachos, sea donde sea, con el precio de los tostados, me parece un afano. Posteriormente le tocó el turno a algo dulce: una "diva de chocolate y dulce de leche". Creo que mi compañero peñista pensó que iban a tener la forma de su "admirada" Mirtha, pero no tuvo tanta suerte, tenían una típica forma cuadrada (más parecida a Susana o a Moria), como un alfajor, un exceso para cualquier organismo, y que acerca a cualquiera unos metros a la tumba, pero si nos vamos a ir, que sea por culpa de alguna de estas exquisiteces y no por comernos una pared por ir manejando en pedo a 180. El momento cumbre de la tarde-noche lo marcó el medio litro de jugo de naranja exprimido, servido en un vasote, bien fresco, sin pulpa, una "maraviya", querid@s peñistas. Freddo no me enloqueció, como cafetería tienen opciones en el mismo shopping que probablemente sean más interesantes, pero tiene la suficiente onda y ofertas puntuales para que cuando vaya a ver una película y ande cerca lo tenga en cuenta. Próximamente ampliaremos probando su fuerte: los batidos y, obviamente, los helados, anticipando que tienen envíos a domicilio también, para estas noches donde esto último pasa a ser un artículo de primera necesidad y no hay energías siquiera para moverse hasta la heladería.

 

  ZERO ALCOHOL


Ya el Barón se contó todo, así que me referiré a algunos puntos concretos de su relato. No suscribo lo de ver disminuídas las posibilidades de parecer atractivo a las féminas santafesinas. Pasa que éstas tienen muy mal gusto, y así les va en la vida. En cuanto a lo consumido suscribo lo dicho por él ya que casi compartimos lo pedido: tostados con un delicioso mocca con bocha helada,  y un refrescante jugo de naranja con diva de chocolate y dulce de leche para finalizar. Coincido en que los tostados fueron insuficientes para saciar el apetito, por eso el “postre” obligado, donde la elección de la “diva” (bocado potente aunque de reducidas dimensiones para mi gusto) nada tiene que ver con Mirthas ni Susanas ni Morias, El postre estaba a punto, no vencido ni viejo. El único punto que el Barón olvidó mencionar tiene que ver con la lentitud en la atención: ¡para que el mozo se percatara de nosotros casi tuvimos que armar una torre humana sobre la reducida mesita!
 









Calificación General


3.2