lunes, 9 de abril de 2012

Una noche Huaw!

Lugar: Huaw! Bowling Resto Bar
Dirección: Rivadavia 3475
Diciembre 2011
ARMANDO BARREDA



Hacía rato que quería pasar por este nuevo local, la verdad que de tanto verlo me había generado una gran expectativa. Para empezar, proponía variedad de actividades, bowling, pool y comida. Por otro lado disponía de un sector solo para fumadores, algo hoy por hoy poco usual. No voy a mentir, no salí para nada defraudado. La ambientación me gustó, sacando obviamente un par de detalles pero solamente eso, detalles, me pareció muy organizado en su funcionamiento interno. La moza que nos padeció, estuvo toda la noche a mil y sin embargo nunca nos faltó nada, desde darnos una opinión certera de las porciones hasta algo que en ese momento me pareció peculiar, pero que en los tiempos que corren ya no lo es, nos hizo de fotógrafa, de hecho ella lo propuso y es que ya cuando uno sale se ve invadido por toda esta tecnología. Gracias Mariana, me sacaste con buena expresión, eso ya es un logro en sí mismo.
En cuanto a la comida, me incliné por un lomito completo que venía acompañado con sus respectivas fritas, que decir, me pudo, tuve que recurrir a la solidaria ayuda de unas peñistas para poder dar cuenta de las papas. Como manejaba me incliné por unos suculentos lisos, pero pocos, aunque bien fríos por cierto. Esta vez no comí postre, aunque cuando ví lo que pidieron mis amigos, medio me arrepentí, debo reconocerlo.
El resto de la noche ya es historia, jugamos al bowling y luego al pool. Fue una noche de peña bastante atípica y que disfrute mucho. Huaw! Es definitivamente una muy interesante opción en la noche santafesina.

 







ZERO ALCOHOL




¡Qué noche la de Huaw! Tal vez una de las más disfrutadas hasta ahora, aunque con ciertas reservas. Para empezar, la atención fue con trampa, ya que la moza era conocida de uno de los peñistas y se esmeró en demasía en complacernos. La cena fue en el área delantera del local, frente a la zona de bowling y pool: muy cómoda y a lo largo de una larga mesa, donde disfruté de una milanesa con abundante ración de papas fritas. En el ínterin sucedieron eventos de todo tipo, desde algunas de las peñistas intentando abordar a una desconocida con el objetivo de averiguar dónde había comprado su atuendo, hasta un partido de bowling del que no participé, y donde Armando Barreda arrasó con el marcador.
Ya con la panza llena nos trasladamos al recinto del pool, el punto flojo del local. La zona, ubicada junto a la pista del bowling, carece del espacio entre las mesas necesario para jugar con comodidad. Muy molesto por cierto. Encima existen mesas aledañas con gente que se junta a tomar algo, casi encima de los jugadores, y a los que hay que pedirles a cada rato que se muevan con amabilidad para evitar problemas. Lo que no es garantía de nada, gracias a la “indulgencia” de los responsables del local que permitieron que unos inescrupulosos fumaran en una zona donde está prohibido. Recién cuando la condesa descalza estuvo a punto de masajear la cara de uno de estos sujetos con sus delicados pies, los mozos hicieron su trabajo frente a la bronca de uno de estos fumadores p*l*t*d*s. Claro, hay que aclarar que minutos antes casi perdemos a la condesa víctima de un ataque de asma producto del humo de un puro del tamaño de un misil. Situación que le resta puntos a mi evaluación.

 







 LA CONDESA DESCALZA


A instancias de una amiga, esta vez nos decidimos por un lugar nuevo y con nombre onomatopéyico, y en donde además, podíamos lucir nuestras destrezas en el bowling y el pool.
Sin demasiadas expectativas respecto de la comida y con advertencias acerca del volumen de la música y de la cantidad de gente, luego de dar vueltas tratando de estacionar, finalmente arrivé al lugar.
La primera impresión fue de asombro, eso era una gomería, básicamente un galpón enorme y acá hay diseño arquitectónico y de interior. Pobre en iluminación eso sí, pero era de esperar. Otra contra, a mi criterio le erraron en el cálculo de las frigorías necesarias para refrigerar un lugar tan grande, o bien, de puro peseros no los prendieron a todos.
Una buena, para no ocupar espacio sobre la vereda, hicieron un espacio abierto sobre uno de los costados, totalmente cerrado hacia el interior, para los que no quieren dejar de fumar.
Otra más, los baños: Cómodos y limpios, con habitáculo para discapacitados y agua fría y caliente en el lavamanos, con una muy racional y bonita grifería monocomando. En los habitáculos falta el gancho para la cartera, pero se suple ampliamente con el picaporte.
Pasemos a la comida: No había razón para tener pocas expectativas al respecto, la carta es moderadamente amplia en variedad de comidas, y las porciones son abundantes.
Como ya es costumbre, compartimos unos tacos de lomo con el Barón de la Cerveza, y a los dos nos pareció que sin el gustito amargo que le daban las berenjenas, hubieran estado maravillosos (jamás en mi vida había comido tacos rellenos con lomo, berenjenas, zucchinis y zanahorias, pero cada cocinero con su recetario, o no?). Como casi en todos lados, le faltaba un poquitín de sal, pero eso ya es una cuestión mía.
Después de comer y beber, hicimos un break y nos fuimos a jugar al bowling y de paso, hacíamos lugar para el postre.
Me gustó mucho el espacio para jugar, las pistas están buenas, las carteleras con animaciones “explicándote” lo que acabás de hacer, excelentes y tan mal no me fue, para alguien que hacía mucho tiempo no jugaba.
Terminado el turno, volvimos a la mesa a dar cuenta de la carta de postres. Luego de dar vueltas, me decidí por una copa Tiramisú, que tiene el tamaño justo si después, como fue mi caso, te arrepentís al ver lo que pidió tu compañera y también querés el panqueque de manzana. Pero primero lo primero, muy buena la consistencia de la crema, que si mi paladar no me falla era una mezcla de crema de leche con queso blanco, no me animo a decir que era mascarpone, porque la vez que lo probé era más ácido, pero quizás es cuestión de calidad y era crema de mascarpone de verdad.
El panqueque de manzana flambeado al rhum: Maravilloso! No una tortilla, gorda, sino un panqueque finito, que se pegaba al plato y difícil de cortar debido al caramelo. Me hice la promesa de volver, nada más que para poder comer otra vez esa exquisitez.
Párrafo aparte para la atención: Aplausos para la moza que nos atendió, simpática, rápida y  siempre atenta a las señas.
Finalizada la cena, nos dirigimos a la sección de las mesas de pool: No es lo mejor del lugar, están tan juntas y es tan poco el espacio que hay,  que se pierde más tiempo esperando que el de al lado haga su jugada, pidiendo permiso a los de la mesas de atrás o corriendo las carteras que están en la barra, que en hacer la jugada.
Una digresión (sí, se escribe así y si no me creen, vayan a http://buscon.rae.es/draeI/), si vas a tener música en vivo, es una falta de respeto a los músicos y a la gente que está escuchándolos, no apagar la música ambiente.
Otra más, y esto quizás sea una cuestión generacional, pero cómo me molesta que la música esté tan fuerte que haya que gritar para poder hablar. Si estás en el boliche todo bien, pero un bowling-restó-lounge, no entra en esa categoría ni de lejos.
En resumen, el lugar me gustó lo suficiente como para querer volver, quizás no en un fin de semana largo, para ver si entonces hay menos gente, y casi seguramente más cerca del invierno, por la misma razón.

 

  EL BARÓN DE LA CERVEZA


 Armando Barreda tuvo su noche protagónica en Huaw!, pero no fue por haber comido o bebido más que los demás, o por haber hecho gala de su refinado humor animando la noche, si no por sacar a relucir una habilidad que supo ocultar hasta que fue demasiado tarde para los que lo enfrentamos: el bowling es lo suyo, amigo, reconozco la derrota públicamente. Podría haber atenuantes, como por ejemplo que es sospechoso que haya insistido tanto en visitar el lugar, lo que me hace pensar en que puede haber sacado provecho de la "localía" y estado en combinación con la gente del bowling que de alguna manera desviaba nuestros disparos hacía la canaleta y re-dirigían los de Armando para conseguir extravagantes parábolas y trayectorias imposibles que terminaban indefectiblemente en strikes... en fin, no hay pruebas que sostengan lo que digo, así que la investigación seguirá cuando haya revancha. Mencionado esto, y para redondear lo que ya contó la Condesa Descalza, decir que la impresión general que me llevé de Huaw! fue excelente. Un lugar completo, con buenos precios, muy buena onda, espacio para soltar la rienda a nuestro espíritu lúdico y para disfrutar de buena música. Si tengo que quedarme con algo puntual, no hay dudas que los postres fueron sublimes, pero no puedo dejar de mencionar la sobresaliente atención de nuestra moza, que como dato extra -agrego a lo que ya dijo la Condesa- tiene una carrera artística como bailarina. ¡Gracias por la buena onda! Vayan a Huaw! peñistas, y después me dicen.

 

 
Dr NO

Lo siento por arruinarle la noche a Armando pero no puedo dejar pasar algunos “detalles”: No podés instalar semejante local y tener horrores ortográficos en la carta!!! Y el eternauta al ingreso del baño de hombres, la imagen con la escafandra, qué es eso: ¿¿una humorada?? ¡¡¡¡Vamos por favor!!!! Ni hablar de lo incómodo de las mesas de pool y la falta de control sobre los fumadores y la música fuerte... Por otro lado coincido con los comensales: comida aceptable y buena atención, aunque como señaló Zero Alcohol, la moza estaba sobre aviso y eso no lo tolero. No obstante hoy me siento generoso y no voy a bajar tantos puntos. Jejeje.



 


















Calificación general


 3.48