miércoles, 25 de julio de 2012

Desde el monte, en caída libre

Lugar: Monte Líbano Bar
Dirección: 25 de Mayo esquina Crespo
Junio 2012



  EL BARÓN DE LA CERVEZA




Si bien esta peña fue técnicamente "cafetera", poco tuvo de eso. La oferta de Monte Líbano en este apartado no es demasiado amplia, apenas hay una máquina de expresso como para cumplir, no esperen tortas o cosas demasiado elaboradas. A lo mejor alguna medialuna y un juguito y gracias. A veces no hay tiempo para hacer un reconocimiento previo del lugar como para conocer la onda, simplemente se nos ocurre caer a un lugar por pasar y verlo desde un colectivo o a la pasada, o alguno lo sugiere y un buen jueves aterrizamos ahí. Acá le erramos al elegirlo para peña cafetera. Creo que el lugar debe ser más apto para el cafecito a la mañana, así que ahí sí ténganlo en cuenta y cualquier cosa esperamos sus comentarios. A la hora que llegamos, ya el cuerpo del peñista pedía cena o "picada" más que merienda, así que olvidé rápidamente el café y fui directo a los lisos... pero cuando esperaba un vaso transpirado, dos dedos de cuello y un escalofrío de frescura, lo que tomé fue la sombra de un buen liso santafesino... algo desvanecido y a temperatura más bien "templadita". Fiasco, desilusión. Para acompañar, a ver si levantábamos la puntería, pedí un tostado a compartir con mi colega Zero Alcohol. Por el precio me lo imaginaba más generoso, pero hoy en día no hay que dejar volar tanto la imaginación porque uno se da de bruces con la realidad fácilmente. 30 mangos por esos cuatro triangulitos míseros me parecieron demasiado. Como lógicamente el estómago pedía más, llegó al rescate una milanesa a la pizza con fritas, lo que más me tentó entre la oferta de la carta. Esta vez el plato estaba más lleno, pero también tengo que señalar que tanto "mila" como papas estaban un poco excedidas en aceite. La carne estaba comestible, las papas no me convencieron. Comentaba con mis compañeros de peña que de todas nuestras aventuras gastronómicas, en lo que refiere a papas fritas, rescato apenas dos lugares donde comí unas buenas papas: Recoletos, y Laguna Picada. Los demás, salvo alguna contada excepción (por ejemplo Molino XXIII, ahora que me acuerdo), para atrás. ¿Tanto cuesta hacerlas bien?. Tras lo dicho, obviamente no pedí postre, en cambio fui al baño, y ahí me terminé de convencer que teníamos que irnos. Si alguien jugó a los primeros Silent Hill, me va a saber entender. Más o menos tenían ese aspecto (ver última foto). Rescato la atención que fue muy buena, por lo demás, Monte Líbano no me dejó un buen sabor de boca.


 









ZERO ALCOHOL


La idea era hacer una pela cafetera, pero lo prolongado de la hora lo convirtió en una velada nocturna. Así es que terminé pidiendo primero unos tostados (míseros como reflejó el Barón) y luego una hamburguesa completa con papas fritas. La hamburguesa estaba muy bien, pero a las papas le faltaban temperatura. Con respecto al lugar, está bien puesto, no muy amplio, aunque al estar en una ochava todos temíamos que en cualquier momento algún auto terminara sobre nosotros. El culo me quedó durísmo, igual que las incómodas sillas de madera. Para destacar está la gente que pasaba el baño y la curiosa forma de "aromatizar" el ambiente.

 








 LA CONDESA DESCALZA



No mucho más para agregar, excepto que si el pobre Don Mufarrege se levanta de la tumba y ve en qué convirtieron a su querido "Almacén y Bar Monte Líbano", se muere de nuevo.
Llegué derecho para el "trasnoche", y pedí un liso, error: Digamos que estaba tibión y el pororó húmedo y demasiado salado. Después, vino un lomito completo, que estaba quemado y sin aderezo; las papas fritas, como bien dijo el Barón, estaban demasiado aceitosas para mi gusto.
También yo fui al baño, y me sentí como si hubiera subido a la máquina del tiempo y visitado Little house on the prairie, lo más parecido a un retrete en el medio del campo que vi en mi vida.
La atención fue demasiado buena para lo que finalmente resultó el lugar. En suma, no vuelvo ni aunque me paguen.

 

 
Dr NO

Jojojojoj. Me encanta cuando me la dejan servida. Primer punto: hasta que llegó la chica que atendía las mesas, el pibe detrás de la barra apenas nos dió pelota. Cuando trajo los lisos para los comensales que habían llegado antes que yo, a mí me ignoró olímpicamente. Moraleja: vayan después de las 21 hs si quieren ser atendidos bien. Dos: ¿Tanto cuesta poner unos manteles y una cantidad adecuada de servilletas de papel? Los baños, impresentables. Me pregunto a cuántos inspectores de la Municipalidad adornaron para que les habilitaran el local. Y tres, porque me está agarrando hambre: ¿Treinta pesos este sanguchito? ¿Ahora viene el otro plato?

 



 





Calificación General


2.15

lunes, 16 de julio de 2012

Un Nono suelto en Candioti

Lugar: Il Nono Restaurante
Dirección: Necochea 3885, esquina Luciano Molinas
Junio 2012
ARMANDO BARREDA



Fría noche santafesina la que escogimos para mi primera visita al comedor y esta vez el menú venía casi cantado, pastas, así que en compañía de zero alcohol y el Barón hicimos punta y fuimos los primeros en llegar. El local no es muy grande y teníamos miedo de no conseguir lugar, por suerte todo salio a pedir de boca y no hubo problema alguno.
Apenas arribamos nos ubicamos y optamos por seguir la sugerencia de los muy atentos mozos: nos pedimos unas empanaditas. En mi caso al horno, de cebolla y queso, y opté por acompañarla con unos lisos y tengo que aclarar que tuve dos gratas sorpresas en este caso: la primera, me trajeron lupines, y la segunda fue que con cada liso que pedíamos venían los correspondientes ingredientes y ésta es una costumbre que ya casi se ha perdido en mi ciudad. También debo confesar que no le dí oportunidad a ninguno de mis compañeros con los lupines, lo siento, es que me gustan mucho.
Promediando la noche llegaron el resto de los peñistas, así que arrancamos con las pastas. Me incliné por unos ravioles de ricota con salsa mixta, muy ricos, y por sobre todo muy abundantes. Lo suficiente como para hacerme desistir del postre.
En resumen "El Nono" es un lugar muy familiar, bien barrial, incluso tienen comida para llevar y durante toda la noche pude ver que muchos vecinos se inclinan por esta opción, y por sobre todo muy tradicional de barrio Candioti. Es una más que recomendable opción cuando tenés ganas de disfrutar unas ricas pastas, con buena atención y mejores precios. En mi caso pienso volver, me quedaron algunos tentadores platos por probar.


 






EL CATADOR TEMPLARIO


Tras años y años que se sucedieron transitando las veredas de ese querido barrio ya sea por tener amistades, vinculaciones o simplemente por gusto, me tocó de una buena vez internarme en esas viejas paredes para degustar algunos de sus platos que tan famoso lo han hecho.
Debo confesar que le daré una revancha en la época veraniega para degustar algún liso con picada, pero voy a diferenciarme del resto de mis compañeros peñistas respecto a lo gastronómico. A decir verdad esa noche ya me había hecho la película de un abundante y - resalto - SABROSO plato de pastas. Lo de abundante, puede ser, mi plato de ravioles de ricotta lo era, pero lo de sabroso, ahhh, lejos, lejos.
La mayoría de los locales de pasta, en el caso de las pastas rellenas, son muy pocos los que la producen artesanalmente. Se entiende por supuesto ya que lleva varias horas hacerlas y son muy perecederas. Pero hay una diferencia entre presentarte un plato de pastas y uno de una masa amorfa de cosas que se desarman dejando al descubierto el relleno. La salsa, yyyyyy, como si hubiese destapado una de esas botellas de vidrio con puré de tomate, pongo un poco en la sartén pa' calentar, sal y chau picho. Los de mi compañera que eran de verdura (los ravioles, digo) estaban mejor logrados. Punto alto para lo mencionado del tema del queso coincidente también con el postre.
En el balance, una desilusión de un lugar que durante años no visité y quizás por eso la decepción es mayor.

 








 LA CONDESA DESCALZA


Alguna vez, hace ya algunos años, el lugar se llamaba El Nene, y hacía unas pastas de antología. Con ese recuerdo es que fui. La verdad es que no me defraudó, los dueños cambiaron y la nonna que hacía los fideos a pura fuerza de brazos, debe haber pasado a mejor vida, pero la pasta sigue siendo abundante y muy buena.
Pedí canelones de verdura con salsa blanca y tucco, estaban muy buenos pero, al igual que en la mayoría de los restaurantes y en la casa de mi mamá también, estaban hechos con panqueques, nada que ver con la verdadera masa de los canelones, que es similar a la de los fideos y que  antes de admitir cualquier relleno, debe ser cocinada en agua hirviendo y luego sometida a un baño de maría inverso, esto es, con hielo. Eso era lo que esperaba comer, así y todo no quedó ni el recuerdo.
Algo para destacar, el queso rallado es de verdad, no de paquetito, y te lo sirven en quesera, cosa de usar la cantidad que quieras, sin culpa alguna.
De postre, pedí Flan casero con dulce, no era wuaw, qué maravilla!, pero se dejó comer sin problemas.
La atención fue bastante buena, y si algo tengo para reclamarle al local, es la falta de calefacción; que si estás sentado cerca de la puerta y afuera hace -2ºC, te complica un poco la noche.

 

  EL BARÓN DE LA CERVEZA


 En una noche donde hacía frío con toda la furia, era obligatorio castigarse con una buena pasta italiana. Lamentablemente tuve que castigarme con delicadeza por problemas hepáticos, así que opté por unos tallarines con tucco acompañados de una gaseosa en lugar del tinto reglamentario. Punto a favor en el apartado bebida: está presente el siempre bienvenido envase "familiar" de vidrio, lo que aplaudimos y destacamos. Ahora, en cuanto a la pasta, si bien quedé conforme, como ya lo mencionó mi compañero peñista El Catador Templario, al tema le falta sabor. Tampoco es que a mis tallarines le quede bien el calificativo de "insípidos", pero sí estaban lejos de -por ejemplo- el sabor de Ariadna, aunque para ser justos y poner las cosas en su lugar, todavía le sacan una ventaja considerable al Club Candioti. Los primeros en llegar -mientras esperábamos que la mesa se colmara de peñistas-, pedimos unas empanaditas de entrada, en mi caso de jamón y queso, que se dejó devorar muy bien, y también, en el marco de una excelente atención durante toda la noche, nos acercaron unas tostadas con algo verde arriba para ir picando. No las probé, pero parecían buenas. Después de los mencionados tallarines, de postre disfruté un más que decente flan con dulce de leche que, como dijo la Condesa, colmó las expectativas. Los precios de este reducto son su fuerte. Absolutamente nacionales y populares, inclusive tienen un menú económico los mediodías de lunes a viernes, así que a tener en cuenta para estas épocas donde el presupuesto peñista no da para demasiados lujos. En definitiva, si buscan un ambiente familiar, tienen ganas de pastas caseras y no hay mucho en el bolsillo, ahí está Il Nono, vayan que seguro se llenan (no los bolsillos, sí el estómago).

 

 
Dr NO

Bue, bue, bue. Digo yo, si van a poner nombres en otro idioma, ¿¿¿no estaría bueno saber cómo corno se escribe??? Il Nonno se vuelve a morir si ve semejante barrabasada escrita en letras de molde!!! En fín. Pasando al lugar propiamente dicho, un poco tétrico che, me recuerda a algunas cuevas que tuve como base de operaciones. ¡¡¡Un poco más de color y a aclarar esas paredes!!! Parece el mausoleo donde mataron a Drácula. En cuanto a la temperatura ambiente, a algún friolento le habrá parecido muy lindo, pero yo casi me cocino esa noche. Por suerte después apagaron un poco la calefacción. ¿Qué? ¿Qué opine sobre la comida? Sólo una reflexión: Pastas eran las de mi abuela, parece que ha pasado de moda que tengan gusto a algo. ¿Quedó claro?

 











Calificación General


3