Dirección: Suipacha 2345
Junio 2011 ZERO ALCOHOL
Reducto preferido por la gente que quiere pasar desapercibida y a la que le gusta la onda "under". Por fuera tiene el aspecto de un simple maxikiosko con un par de cabinas telefónicas, pero al entrar nos topamos con un largo y angosto pasillo dominado por una barra a la derecha y cuatro mesitas a la izquierda, apoyadas contra la pared. Sobre el fondo hay dos piecitas con algunas mesas extras. La sensación que dá es la de estar en el bufete de un submarino, donde apenas existe la privacidad y donde además hay vía libre para fumar, algo que en mi caso resta puntos. La mala onda del muchacho que atendía llamó poderosamente la atención. Pedimos un café con leche (el mejor de Santa Fe) y unos tostados. "Todo lo que es cocina todavía no" nos dijo el responsable del local, "porque el cocinero llega a las 19:30". El reloj en ese momento marcaba 18:45 aproximadamente. Así que para acompañar la bebida nos tuvimos que conformar con unos sandwichitos fríos que, aunque no estaban nada mal, no era lo que habíamos ido a buscar (además de sospechar que fueron elaborados en otro sitio). Apenas se puede agregar algo más ya que no nos animamos a seguir consumiendo. Dejaré que los otros comensales se extiendan sobre la variedad del menú. "A toda hora de todo" reza el slogan en la carta: algo que tal vez se cumpla en un universo paralelo. En éste, no.
EL BARÓN DE LA CERVEZA
Antes que nada, hago una aclaración. Tenemos en nuestras filas peñistas fumadores, pero ninguno de los cuatro que habitualmente escribimos tenemos esa costumbre y, la verdad, a sabiendas que en este bar es común que se fume adentro y por eso es elegido por muchos fumadores... en fin, creo que fuimos al lugar equivocado. Aunque con esto no quiero decir que estemos equivocados nosotros, creo que hay dos leyes, una provincial que rige hace años, y una nacional más nuevita que están para proteger a quienes nos queremos preservar del cigarrillo mientras disfrutamos de una tarde de café. Por más que haya una decisión de los responsables del lugar de poner unos extractores de aire en una de las piecitas del fondo del local para que se ubiquen ahí los fumadores... digamos que el espacio es tan reducido que poco se puede hacer, y dependemos de la buena voluntad de gente como la que se sentó al lado nuestro que antes de "prender un pucho" nos preguntó si a alguno le molestaba, como corresponde. Cuando llegaron otros que no fueron tan considerados y directamente prendieron, optamos por acelerar la partida antes que proponer una discusión.
Aclarado esto, quiero decir que en otras oportunidades la pasé mejor en el Japo Bar. Tengo un gran recuerdo de las pizzas, las hamburguesas, los tostados... todo muy bueno y a buen precio. El café lo había probado antes también y sigue sin defraudar, además lo sirven en una generosa tasa de losa como nos gusta, peeero, le voy a bajar puntos porque en "cafetería" no se contempla sólo el café, sino también todas las opciones con que se puede acompañar... que en este caso se reducían a medialunas o mixtos fríos. Esta tarde quedará en el recuerdo también, pero como la última tarde que fui. Cosas como "No hay tostados hasta que llegue el cocinero"... ¿¿¿??? Teniendo en cuenta que había mixtos fríos... ¿Tan complicada de manejar es la "carlitera" que necesita personal especializado?
Por ahí soy injusto dirán uds., tal vez no se pueda tocar nada en la cocina si el cocinero no está, ok, olvidémonos de eso... Ahora, ¿por qué si nosotros estamos ubicados desde el principio en un determinado lugar, después llega otra gente y se ubica en la mesa contigua tapando la puerta del baño el reclamo de que nos movamos se hace -y de manera bastante airada- exclusivamente a nuestra mesa? Tarde poco feliz para nuestra peña cafetera, que seguramente pondrá proa hacia otros derroteros. Bar El Japo, sólo para fumadores y peñistas en general a quienes no le moleste el humo ni sufran de claustrofobia.
Aclarado esto, quiero decir que en otras oportunidades la pasé mejor en el Japo Bar. Tengo un gran recuerdo de las pizzas, las hamburguesas, los tostados... todo muy bueno y a buen precio. El café lo había probado antes también y sigue sin defraudar, además lo sirven en una generosa tasa de losa como nos gusta, peeero, le voy a bajar puntos porque en "cafetería" no se contempla sólo el café, sino también todas las opciones con que se puede acompañar... que en este caso se reducían a medialunas o mixtos fríos. Esta tarde quedará en el recuerdo también, pero como la última tarde que fui. Cosas como "No hay tostados hasta que llegue el cocinero"... ¿¿¿??? Teniendo en cuenta que había mixtos fríos... ¿Tan complicada de manejar es la "carlitera" que necesita personal especializado?
Por ahí soy injusto dirán uds., tal vez no se pueda tocar nada en la cocina si el cocinero no está, ok, olvidémonos de eso... Ahora, ¿por qué si nosotros estamos ubicados desde el principio en un determinado lugar, después llega otra gente y se ubica en la mesa contigua tapando la puerta del baño el reclamo de que nos movamos se hace -y de manera bastante airada- exclusivamente a nuestra mesa? Tarde poco feliz para nuestra peña cafetera, que seguramente pondrá proa hacia otros derroteros. Bar El Japo, sólo para fumadores y peñistas en general a quienes no le moleste el humo ni sufran de claustrofobia.
EL CATADOR TEMPLARIO
La incursión de esa fría tarde de invierno santafesino me dejó varios recuerdos. Por un lado la memoria fresca de los "sentimientos encontrados", mismo que había tenido en la visita al "Sportivo Candioti". Otros recuerdos más añejos venían mientras atravezaba ese portal de Maxikiosco tan bien descripto por Zero Alcohol adentrándome al "lobby del submarino".
He pasado algunos mediodías almorzando en alguna etapa poco feliz de mi vida, las tardes de café con leche ya las transité siempre junto con algún amigo/a compartiendo una charla mientras la hora se diluía y el café se tomaba despacio, disfrutando de a sorbos.
Poco se ha reflejado de ésto en la tarde pasada. Si bien no hay cambios arquitectónicos en el último tiempo, la decoración se deja disfrutar al igual que la iluminación que ofrece una cálida perspectiva. Los baños son incómodos y no están en buen estado, aunque siempre que yo fui estaban limpios.
La carta del menú tradicionalmente escueta esconde algunas cosas dignas de probarse. Claro siempre habrá que esperar que el cocinero esté o bien que haya algún ducho con la carlitera como para entrarle sin asco. A pesar de que no salieron calientes tengo que aclarar que los mixtos tenían buena cantidad de fiambre.
La atención tuvo otro punto flojo. Nuestra peñista, famosa "irritante de mozos" se encargó de lo suyo y logró que el garzón le devuelva las cosas de mala gana e incompletas, para atrás como el cangrejo.
El episodio con los fumadores del fondo (no hace falta aclarar que soy un acérrimo defensor de la tempranera ley provincial contra el humo - a la que yo llamaría "PARA LA SALUD" - y su posterior versión nacional y demagógica) me lo tuve que bancar, hasta que uno de los individuos amagó con arrimarse hacia el lado de la mesa en razón de estar hablando por el celu, tuve que emplear una mirada poco amistosa y hacerle una seña de que vaya hacia donde vino con amenazas de desenvainar el mandoble templario. Cosas como ésta de tanta mala educación deberíamos erradicar, pero como con tantas otras, la culpa no la tiene el chochán.
Haciendo este racconto quedan sólo los buenos recuerdos, como aquellos que uno se guarda de los lugares que visitó, viajó para conocer, las personas que pasaron por tu vida y no las volviste a ver; de todo eso quedan los buenos recuerdos. Es como el café con leche, sólo un buen recuerdo.
2.1