Lugar: Molino XXIII
Dirección: Belgrano y Domingo Silva
Abril 2011
ZERO ALCOHOL
En las entrañas de barrio Candioti, alejado del mundanal ruido y de las luces de la gran ciudad, asoma esta esquina pequeña pero cálida coronada justamente por las aspas de un molino. Con ubicaciones en vereda e interior, el único “pero” es sentir a cada rato el colectivo de la línea 14 doblar casi sobre la vereda y a punto de provocar un accidente (faltó poco para que se llevaran puesto autos estacionados, chicos en bicicleta y hasta un niño que se cayó desde la vereda mientras comía algo con sus padres). La atención fue correcta, y la comida más que abundante si consideramos el precio. Yo pedí una hamburguesa molino con papas fritas, que es una hamburguesa doble. Aunque no fue todo lo sabrosa que esperaba, desbordaba del plato y por 28 pesitos terminé con el estómago bien lleno. El Molino resulta un buen lugar para estar relativamente tranquilos y aislados, y comer abundante por un precio más que adecuado. El dato: las gaseosas pueden pedirse en envase grande.
EL BARÓN DE LA CERVEZA
Recalamos en este lugar por recomendación de un habitué que ya tiene prácticamente una mesa con su nombre, y la verdad que no defraudó. Era noche previa a la llegada del TC 2000, y por eso también elegimos este destino, a sabiendas de que acercándonos al centro o a boulevares podíamos llegar a encontrarnos con lugares colmados. Un punto muy alto es la hamburguesa degustada por Zero Alcohol, aunque los lomitos no se quedan atrás, más aún teniendo en cuenta que no hay muchos lugares en esta querida ciudad que puedan jactarse de sus hamburguesas o lomitos y mucho menos a este precio. Las pizzas también son muy recomendables (un percance evitó que Armando Barreda y yo compartiéramos una, porque éste peñista debió retirarse antes que la misma llegara, pero de eso hablará él más adelante) y las porciones de papas a los cuatro quesos, como diría el bambino: "una mannntecaaa neeenee". Pero la vedette de la noche fue lo pedido por otro peñista, que descubrió unos bollitos de carne símil albóndigas que acompañó con una porción de papas fritas con provenzal que no pudo terminar. La bebida excelente, con la temperatura ideal. Tomé una Corona y me trajeron limón para acompañarla, así que me sentí un mariachi suelto en Santa Fe por un rato. Solamente la atención tuvo altibajos, por ahí una sola persona para atender mesas afuera y adentro es poco. A veces le ayudan y a veces no, pero nada grave. Molino XXIII una grata sorpresa, el "tapado" de la temporada.
EL CATADOR TEMPLARIO
Calificación General
3.83
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