Dirección: Alberdi y Boulevar Galvez
Mayo 2011
EL CATADOR TEMPLARIO
El otoño llegó con todo a la Vera Cruz y, al decir de muchos de los habitantes de la misma, se convierte en la estación donde el clima resulta ser más benigno. Predominan las tardes de sol a una temperatura casi ideal para la caminata planificada u ocasional, el encuentro con amigos, la mateada en plazas o paseos y otras opciones más.
Una de estas opciones es nuestra sana costumbre cafetera de los jueves. En esta oportunidad nos tocó acudir de nuevo al bello barrio Candioti Sur, tantas veces visitado, para encontrarnos en una de las esquinas casi clásicas del mismo.
Prócope me recibió en la intersección de Alberdi y Bulevar Gálvez con la calidez que le daban los últimos rayos solares de otoño. Rápidamente me dispuse en una mesa para unos cuántos y retomé una lectura que había quedado en mi mochila, informando previamente sobre la espera de los otros visitantes a la amable moza que me trajo la carta. Entre página y página me acomodé en la silla inmerso en la calidez que brinda el local intercalando vistas hacia la plaza Pueyrredón y a los ocasionales transeúntes que caminaban la acera. Invariablemente retrocedí unos años a la época cuándo me mudaba a este barrio pero en la zona cercana a la terminal, en las postrimerías de la misma para ser precisos. Llegaban estos días y aprovechaba el sol de la siesta para descansar la mente del estudio y caminar por sus calles pisando hojas con el mate en la mano, se produjo un enamoramiento con el entorno de esos que se suceden tantas veces, cuándo uno se identifica con el barrio en el que vive, cuándo se produce una especie de intercambio. Es el entorno que te ofrece la recorrida a cambio de que uno lo descubra, lo contemple. Después de todo, sería bello un paisaje si no hubiese un observador que le otorgue tal categoría?
Volví a la mesa justo mientras ingresaban al local mis amigos prestos al pedido de café y alguna confitura para acompañar. La charla fue derivandose entre los carriles normales, los aspectos políticos de la actualidad, alguna que otra novedad chismosa televisiva, el infaltable repaso al tema deportivo. Al escribir esto caigo en la cuenta de que vale tener amigos donde estos temas se puedan tratar con seriedad y jocosidad al mismo tiempo sin caer en la provocación y el enojo, esos grupos de amigos donde algún integrante se pelee por hablar de fútbol realmente no lo puedo entender.
Las imágenes hablan por sí mismas. Todos pedimos distintas versiones de "cafeses". La lágrima doble me pareció correcta junto con una porción de tarta de higos y frutas secaas muy buena. Uno de los puntos altos del lugar que siempre tiene algo dulce de buena pastelería para acompañar. Parte de que la tarde transcurriese tan cómodamente creo que se atribuye a la ambientación y a el entorno urbano donde se encuentra emplazado el local. Personalmente es un lugar que disfruto mucho y recomiendo ampliamente, sea para pasarlo con amigos, pareja, o solo leyendo el diario, libro o navegando con una Note. Si te pinta, te tomás un helado que a mi parecer son los mejores de Santa Fe (caros, eso sí). Vale la pena leer en las cartas el origen del nombre Prócope. Volveré seguramente una de estas tardes a guarecerme del frío otoñal.
Una de estas opciones es nuestra sana costumbre cafetera de los jueves. En esta oportunidad nos tocó acudir de nuevo al bello barrio Candioti Sur, tantas veces visitado, para encontrarnos en una de las esquinas casi clásicas del mismo.
Prócope me recibió en la intersección de Alberdi y Bulevar Gálvez con la calidez que le daban los últimos rayos solares de otoño. Rápidamente me dispuse en una mesa para unos cuántos y retomé una lectura que había quedado en mi mochila, informando previamente sobre la espera de los otros visitantes a la amable moza que me trajo la carta. Entre página y página me acomodé en la silla inmerso en la calidez que brinda el local intercalando vistas hacia la plaza Pueyrredón y a los ocasionales transeúntes que caminaban la acera. Invariablemente retrocedí unos años a la época cuándo me mudaba a este barrio pero en la zona cercana a la terminal, en las postrimerías de la misma para ser precisos. Llegaban estos días y aprovechaba el sol de la siesta para descansar la mente del estudio y caminar por sus calles pisando hojas con el mate en la mano, se produjo un enamoramiento con el entorno de esos que se suceden tantas veces, cuándo uno se identifica con el barrio en el que vive, cuándo se produce una especie de intercambio. Es el entorno que te ofrece la recorrida a cambio de que uno lo descubra, lo contemple. Después de todo, sería bello un paisaje si no hubiese un observador que le otorgue tal categoría?
Volví a la mesa justo mientras ingresaban al local mis amigos prestos al pedido de café y alguna confitura para acompañar. La charla fue derivandose entre los carriles normales, los aspectos políticos de la actualidad, alguna que otra novedad chismosa televisiva, el infaltable repaso al tema deportivo. Al escribir esto caigo en la cuenta de que vale tener amigos donde estos temas se puedan tratar con seriedad y jocosidad al mismo tiempo sin caer en la provocación y el enojo, esos grupos de amigos donde algún integrante se pelee por hablar de fútbol realmente no lo puedo entender.
Las imágenes hablan por sí mismas. Todos pedimos distintas versiones de "cafeses". La lágrima doble me pareció correcta junto con una porción de tarta de higos y frutas secaas muy buena. Uno de los puntos altos del lugar que siempre tiene algo dulce de buena pastelería para acompañar. Parte de que la tarde transcurriese tan cómodamente creo que se atribuye a la ambientación y a el entorno urbano donde se encuentra emplazado el local. Personalmente es un lugar que disfruto mucho y recomiendo ampliamente, sea para pasarlo con amigos, pareja, o solo leyendo el diario, libro o navegando con una Note. Si te pinta, te tomás un helado que a mi parecer son los mejores de Santa Fe (caros, eso sí). Vale la pena leer en las cartas el origen del nombre Prócope. Volveré seguramente una de estas tardes a guarecerme del frío otoñal.
EL BARÓN DE LA CERVEZA
Era la semana en que murió (¿murió?) Bin Laden... y obviamente como buenos argentos que somos, y ante semejante tema de conversación, no pudimos hacer menos que dedicarnos a ejercer nuestro legítimo derecho ciudadano a hablar al pedo... café de por medio. Así, la heladería Prócope nos encontró para debatir éste y otros asuntos con la seriedad que nos caracteriza (o sea, ninguna), cuando la tarde se empezaba a marchitar. La plaza Pueyrredón y el querido Boulevard Pellegrini completaban un cuadro ideal para una peña cafetera, y así comenzaron a desfilar las opiniones (muchas veces encontradas), los cafecitos y las cosas dulces. De cualquier manera, no puedo mentirles, no todo fue idílico: mi café no estaba muy disfrutable que digamos. Probé el vienés y no era ni tan generoso ni tan sabroso como el de Oro Negro... la verdad que no me dejó un gran recuerdo, todo lo contrario de la porción de Selva Negra que devoré acompañando el "coffee", una exquisitez que sinceramente no me merecía. Prócope tiene una buena variedad de tortas, bizcochuelos y postres en las cartas, pero no siempre tienen todo a disposición y es entendible, así que no vayan pensando "me voy a clavar un lemon pie grande como una rueda de tractor" porque en una de esas no hay y se da una escena de violencia. Para redondear, el lugar está muy bien, estuvimos muy bien atendidos, los helados que se ofrecen son tentadores aunque no seducen demasiado los precios, tiene mesitas afuera a buen resguardo para disfrutar de lo que queda de otoño, y para el invierno, si bien el espacio adentro no es mucho, será una buena opción para refugiarse a tomar algo calentito (asegúrense que esté más calentito que mi café vienés) y acompañarlo con algo dulce. Ah, como dato extra que siempre me olvido de mencionar: hay wi-fi para los peñistas tecnológicos que quieran bajar teorías sobre la muerte de Bin Laden para respaldar sus dichos mientras se "cafetea" discutiendo acaloradamente con la banda.
ZERO ALCOHOL
Como mis anónimos compañeros ya se dijeron casi todo, seré concreto y breve. El local combina heladería con cafetería. Brinda las comodidades justas para albergar una buena cantidad de gente, con mesas sobre la vereda debidamente protegidas de la fría intemperie por un plástico transparente. Pero tampoco el sitio es demasiado amplio. Fuí bastante conservador en mi pedido: un submarino delicioso y una porción de selva negra bastante modesto para el precio que figuraba en la carta. Tal vez la oferta dulce no es tan amplia como yo esperaba, pero satisface al que busque cosas ricas. Los helados quedarán para el verano.
Calificación General
3.47
Coincido en que el lugar tiene un espacio reducido adentro para quieres quieren refugiarse del frescor de esta época del año. Las tortas y helados son deliciosos, pero caritos.
ResponderEliminarSaludos Anónimo y gracias por sus comentarios. Lo del lugar se hace cuesta arriba sobre todo los findes que sale toooda la gente desesperada por tomarse un feca y comerse algo dulce. En la semana es bastante tranqui, sobre todo por las tardes. Saludos!!
ResponderEliminarChicos Gracias por sus visitas a Procope, y por las sugerencias también. Saludos y los esperamos a degustar los helados!
ResponderEliminarProcope