Lugar: RECOLETOS
Dirección: 4 de Enero 3236
Octubre 2011
EL BARÓN DE LA CERVEZA
Tal vez por tener el recuerdo todavía fresco de una noche no demasiado feliz en su vecino Ágora, sólo Armando Barreda y este peñista mostramos interés en visitar Recoletos aquella noche, pero como bien decía Rubén Blades "la vida te da sorpresas", y lo que parecía iba a ser una peña de dos, se convirtió en una velada con media docena de ávidos comensales. Para empezar, decir que la primera impresión no fue buena. No es muy agradable que el ambiente esté tan saturado de olor a frituras, asemejándose a una rotisería más que a un restaurante. A pesar que el slogan del lugar reza "La verdad de la Milanesa", y uno espera que las frituras estén a la orden del día, "la verdad de la milanesa" es que, en conocimiento de esto, los extractores de aire tienen -me parece- poca polenta. De todas maneras, la arruga que se me formó en nariz y frente rápidamente empezó a desaparecer cuando llegó el primer liso, a la temperatura justa, y ya más relajado empecé a prestar atención a otros detalles. La música, primer punto a favor. No aturdía y habían elegido una excelente selección de hits de los '80, que al menos en mi caso fue muy disfrutable. Segundo punto: el lugar. Es amplio, tanto en la planta baja como en un entrepiso que se puede ocupar y sentarse al lado de una ventana desde la cual se ve la preciosa Plaza de los Constituyentes. También hay un subsuelo que está preparado para que aprovechen los más chicos, para que no jodan a sus padres peñistas mientras éstos se atiborran de cerveza y devoran milangas con fritas a mansalva. Y así tengo el pie para pasar al tema de las milanesas: si bien la variedad no es taaaan extensa como uno podría esperar, sí están bien elegidas. En la carta se ofrecían: Brasilera (agridulce), Popeye (con espinaca, jeje), 4 Quesos, Recoletos (con panceta, tomate seco, etc.) y no sé si me olvido de alguna más. Creo que probamos tres de las cuatro variedades y todas estuvieron excelentes. A mi derecha, por ejemplo, tenía a una peñista que optó por la Popeye. No sólo manifestó que estuvo muy rica, sino que además crecieron sus músculos y se incrementó su fuerza a niveles sobrehumanos, levantando sin problemas un auto que había quedado obstruyendo la salida del suyo, arrojándolo lejos como si se tratara de una caja de cartón. En fin, para ir redondeando, párrafo aparte para las papas fritas. Bien doradas, nada de exceso en aceite, una delicia, de lo mejor que he podido probar en nuestras salidas. La noche la terminamos Armando Barreda, el Catador Templario y yo, que entre charlas reflexivas propias de gente que ya ha bebido de más, nos fuimos cuando las luces del lugar estaban a punto de apagarse. Como cierre, Armando, fiel a su historial con mil anécdotas que lo señalan como una "piedra", vivió un lamentable incidente al subirse a un taxi, que no pudo desplazarse más de 20 metros antes que se le rompiera el embrague... lamentable incidente para el taxista digo, él volvió muy divertido a la esquina donde yo esperaba otro taxi y se tomó un colectivo.
EL CATADOR TEMPLARIO
Un tanto inapetente debido a los "tiempos violentos" vividos en ese entonces me encontraron arrimando el bochín a esta peña de amigos. Una noche que Ni, ni muy fría ni muy cálida. Mi impresión cambió cuándo entré al local en cuestión y me sobresaltaron algunos aromas detallados por el amigo Barón. Pese a haber comido en distintos piringundines y fondas de mala muerte, el tema es ése: ERAN FONDAS. Es decir, puedo aceptar irme con olor a morfi del bar de camioneros de la rotonda de alpargatas, pero cuándo ya le ponemos más Decó al local no se te pueden escapar esos detalles. Mas allá de eso celebro el hacer lugares temáticos gastronómicamente hablando. El instalar un lugar donde sepas que te podés bajar una milanga como dios manda está más que atractiva, aunque las mismas distan mucho de parecerse en tamaño a las que te sirven en Buenos Aires por ejemplo, donde te las traen en una bandeja y literalmente se escapan de los bordes de lo grandes que son. Yo opté por una ensalada caprese y unos envueltos de choclo, todo muy bien hecho y que me satisfizo. La música un poco alta pero buena, el lugar en general se encuentra en un marco muy disfrutable en un barrio muy lindo. Si ajustaran esos detalles serían un éxito seguro. No obstante no van a quedar mal si invitan a alguien a comerse una milanga.
Calificación General
3.73
Debo confesar que he ido varias veces y JAMÁS pedí milanesas!!! Será que por lo general, prefiero no arriesgarme demasiado y la pizza tiene que ser exageradamente mala para que sea incomible, el cual no es el caso en lo absoluto.
ResponderEliminarTambién recuerdo haber pedido ensaladas y si la memoria no me falla, fue ahí donde probé la pizza con cebollas caramelizadas más extraordinaria que haya probado.
Para la próxima, quedará la mila con fritas :)
Mmmm, me tentaste. Podemos repetir el lugar alguna vez con la peña, y hacemos un intercambio cultural: nosotros probamos las pizzas y vos le entrás a las milanesas. ;)
ResponderEliminarAhora me dió ganas de esa pizza, Condesa, en breve creo q se viene otra incursión...
ResponderEliminarBuenas peñistas!!! He ido sólo una vez a Recoletos y la verdad que la pasé genial...Con amigas, la comida muy bien, el ambiente arriba espectacular (estabamos sentadas junto al ventanal con vista a la plaza). La verdad que me acabo de enterar que ahí se especializan en milanesas jajaja todas pedimos otra cosa, ninguna milanga... y el postre lo fuimos a comer a un lugar que queda cerca y hacen unas tortas riquísimas: Dailasky....Recomiendo ese recorrido ;)
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