lunes, 13 de febrero de 2012

Llevando la panza de Shopping

Lugar: FREDDO -Heladería Cafetería
Dirección: Shopping de La Ribera
Octubre 2011


  EL BARÓN DE LA CERVEZA


Teníamos pendiente una visita a alguno de los locales del Shopping de La Ribera, y empezamos por Freddo, con la decisión tomada con firmeza de no dejarnos tentar por su oferta de helados todavía y evaluar qué tal es para el que quiere tomarse un café. Primero decir que ese sector del shopping está muy bueno, está al reparo del flujo incesante de la gente que a veces va y viene como un río embravecido y altera los nervios hasta al más habituado a las multitudes. Por las altas ventanas vemos el sol de la tarde o las luces de la noche portuaria, y espiamos el paso del Catamarán (alguna vez Sin Buscapina tendrá que hacer una fiesta para amigos y lectores a bordo del mismo, ahora que pienso). Las mesitas redondas tienen diferentes colores, justo nosotros, encandilados con el sol de la tarde, fuimos a dar a una mesa rosadita, poco conveniente para dos peñistas como Zero Alcohol y yo, que por este tipo de errores vemos disminuidas nuestras -ya de por sí escasas- posibilidades de aparecer atractivos para alguna fémina... Igual hay colores de mesas para elegir, y también hay una mesa baja con sofás muy cómodos, pero si nos sentábamos ahí, corríamos serio riesgo de no encontrar las fuerzas para volver a levantarnos. A la hora del café, me tomé un Latte que podrán ver en las fotos, y que estaba tan bueno como pinta tenía. Un detalle que me gustó mucho es que lo trajeron acompañado por una bochita de helado de limón. Nunca había probado esta combinación, pero resultó fabulosa. Los platitos estaban cachados, tengo que señalarlo, nada grave, pero lo menciono como un detalle. Después del Latte le entramos a unos tostados y acá marco una de cal y una de arena: me gustan apenas quemaditos, exactamente como vinieron, pero no me gusta que hayan traído tres triangulitos en lugar de cuatro. En muchos lugares sirven tres, no son los únicos, pero realmente muchachos, sea donde sea, con el precio de los tostados, me parece un afano. Posteriormente le tocó el turno a algo dulce: una "diva de chocolate y dulce de leche". Creo que mi compañero peñista pensó que iban a tener la forma de su "admirada" Mirtha, pero no tuvo tanta suerte, tenían una típica forma cuadrada (más parecida a Susana o a Moria), como un alfajor, un exceso para cualquier organismo, y que acerca a cualquiera unos metros a la tumba, pero si nos vamos a ir, que sea por culpa de alguna de estas exquisiteces y no por comernos una pared por ir manejando en pedo a 180. El momento cumbre de la tarde-noche lo marcó el medio litro de jugo de naranja exprimido, servido en un vasote, bien fresco, sin pulpa, una "maraviya", querid@s peñistas. Freddo no me enloqueció, como cafetería tienen opciones en el mismo shopping que probablemente sean más interesantes, pero tiene la suficiente onda y ofertas puntuales para que cuando vaya a ver una película y ande cerca lo tenga en cuenta. Próximamente ampliaremos probando su fuerte: los batidos y, obviamente, los helados, anticipando que tienen envíos a domicilio también, para estas noches donde esto último pasa a ser un artículo de primera necesidad y no hay energías siquiera para moverse hasta la heladería.

 

  ZERO ALCOHOL


Ya el Barón se contó todo, así que me referiré a algunos puntos concretos de su relato. No suscribo lo de ver disminuídas las posibilidades de parecer atractivo a las féminas santafesinas. Pasa que éstas tienen muy mal gusto, y así les va en la vida. En cuanto a lo consumido suscribo lo dicho por él ya que casi compartimos lo pedido: tostados con un delicioso mocca con bocha helada,  y un refrescante jugo de naranja con diva de chocolate y dulce de leche para finalizar. Coincido en que los tostados fueron insuficientes para saciar el apetito, por eso el “postre” obligado, donde la elección de la “diva” (bocado potente aunque de reducidas dimensiones para mi gusto) nada tiene que ver con Mirthas ni Susanas ni Morias, El postre estaba a punto, no vencido ni viejo. El único punto que el Barón olvidó mencionar tiene que ver con la lentitud en la atención: ¡para que el mozo se percatara de nosotros casi tuvimos que armar una torre humana sobre la reducida mesita!
 









Calificación General


3.2

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