miércoles, 14 de agosto de 2013

La Peña "Brava"

Lugar: La Brava Restaurante
Dirección:  Ituzaingó 1117
Junio 2013



El Catador Templario

En algunas ocasiones me resulta que tomo conciencia de ciertas cosas unas horas más tarde, a veces es una resultante de la mente agobiada por el trajín del día y que no procesa alguna información en el momento, más, éstos datos permanecen guardados y no bien la mente al descansar se refresca los mismos son analizados sopesados y se llega a alguna conclusión. 
¿Por qué comenzar con ésto? Bien, llegué la noche en cuestión a la acostumbrada reunión de amigos en La Brava, un lugar bien ubicado, de nuevo, situado en el barrio Candioti Sur. El sitio otrora resultaba ser un lugar tipo pub con música Chill out, luego convertido en un restó auspiciado por una conocida marca de cerveza y ahora remozado y reeditado.
La carta ofrecía variedades (veganos abstenerse, seguimos con ese déficit en la ciudad) pero lo que llamó la atención a varios comensales fueron las pastas y allí nos dirijimos.
Personalmente opté por unos tallarines que se publicitaban como caseros y servidos al dente, en las salsas (que no tenían precio) me incliné por la Parisienne.
Lo primero bien, eran caseros indiscutiblemente, pero ¿desde cuándo los tallarines vienen todos cortados?? algo que se llame pasta que tenga más o menos 4 cm de largo son otra cosa pero NO tallarines.
Previo me olvidé comentar la entradita, una empanada al horno caprese, muy rica masa, buen relleno, peeeeeeeeeeeeeeero, la caprese tiene aceite de oliva y albahaca, si no, yyyyy no é caprese, es una empanada de tomate.
Los postres se veían muy tentadores, mi elección fue una Irish cup que resultó ser un vaso con una bochita de helado de americana, un poco de licor y whisky y casi imperceptible, un toquecito de chocolate rallado o sea, un furcio.
Un tema del que estoy HARTO es de los lugares ambientados top, lleno de gente bien vestida y que no tienen un adecuado sistema de ventilación. Ésto es, entrás limpio y salís como si hubieses estado al lado de una freidora, una plancha de hacer bifes o una olla de locro ¿hace falta que lo repita más de una vez para que lo entiendan? Creo que con la reseña de hoy le dejo poco margen al Dr. No, sepa disculpar.
En fin, ¿me entienden ahora? el relato sobre algunas de las funciones del cerebro venía a colación que, a veces uno sale (al menos a mí me pasa) satisfecho de un lugar, contento con la compañía y la charla y no termina de haber procesado todos los estímulos, pasadas unas horas la mente pasa la factura y el balance resulta hacia un lado o hacia el otro del libro.
Bastante para mejorar desde mi óptica, mis compañeros han tenido mejor resultado a mi parecer, se los dejo a su criterio, dijo una conocida modelo.-

El Barón de la Cerveza 

Me fui de La Brava con la sensación de entender la idea, pero seguro de que no está bien ejecutada. Me explico: entiendo el cambio respecto de los lugares que funcionaron ahí antes. Esto apunta a otro público, más bien "paquetón", más seriote, de paladar exquisito y cuentas bancarias regordetas, así que tal vez varios de nosotros, que somos más de llegar en colectivo, pelear el precio del tomate en la verdulería del barrio, y que no reconocemos mejor plato que una milanga que se sale del plato con una porción de fritas que acusa medio kilo en la báscula, nos hayamos sentido "fuera de hábitat". Ahora bien, creo que tampoco el público al que apuntan vaya a irse del todo satisfecho, ya que hay cositas que mancillan la experiencia. A saber -algo ya dijo El Catador-: el extractor de aire: al menos en el sector donde estuvimos, no llegaba a cumplir su cometido, ergo: hedíamos a frituras al salir del lugar. Punto dos: los baños. ¡Papá! Para llegar a los mencionados, abrí una puerta, bajé -o subí, no me acuerdo bien- una escalerita y salí a un espacio descubierto. Estaba oscuro, frío y desolado. Era como si hubiera dejado el set de filmación de una película, donde todo estaba medianamente cuidado, musicalizado e intentando crear un ambiente cálido y agradable, y ahí cayeran las máscaras y se viera la cruda realidad. De pronto la música y voces quedaron lejos. El ruido del motor de algún artefacto de la cocina era lo único que oía. Hablando de máscaras, atravesé esos metros hacia los sanitarios con la sensación de que iba a aparecer tras de mí un asesino enmascarado al estilo Jason o Michael Myers y me iba a destazar a machetazos. Por suerte viví para contarles la experiencia, pero cuando volví a la seguridad del interior y me reuní con los demás peñistas, había envejecido unos años. Otro punto oscuro fue un caño que forma parte de la estructura que sostiene el techo y que bajaba perpendicularmente dividiendo en 2 la mesa que ocupábamos. A las chicas que hacen poledance les puede parecer un detalle copado, pero ninguna de las de nuestra mesa se animó a mostrar sus habilidades con el caño, así que sólo sirvió para incomodar. Por lo demás, pasando concretamente a la comida y bebida, las pastas llamaban mucho la atención -y también los precios, pero no precisamente por bajos- así que pedí unos canelones que resultaron muy buenos, tanto por cantidad como por calidad. Un plato titánico, del que di cuenta con esfuerzo y dedicación. El precio entonces ya no me pareció excesivo. Estaba acorde a la generosidad de la porción. La bebida muy bien. Hay una linda carta de vinos, que agradecerán y apreciarán los borrachines como este servidor. El postre, en mi caso, acompañó sin desentonar. La atención cooorrecta. Al menos la noche que fuimos sólo había mozos hombres, así que tomen nota las mujeres peñistas. Una desilusión para nosotros, muchachos... (bueno... muchachos que gustamos del sexo opuesto, al menos). Para redondear una reseña que ya se fue muy larga, visiten La Brava y saquen sus propias conclusiones, porque a mí me dejó la típica sensación de trailer de cine, donde parece que vas a ver la película de tu vida y después resulta ser "una más". Tal vez, puliendo detalles, el plan funcione, mientras tanto, la noche que recibió a Sin Buscapina, me pareció un "ni".

sábado, 11 de mayo de 2013

Un Brigadier que se renueva para bien


Lugar: El Brigadier  
Dirección: (San Martín al 1600)
Mayo 2013



  EL BARÓN DE LA CERVEZA


Si bien la reseña no llegó a ver la luz el año pasado por razones ajenas a la empresa, El Brigadier se había llevado una paliza por parte de los peñistas. La escasa luz -sobre todo-, la eliminación de la parrillada que otrora lo hiciera famoso para dar lugar a la comida gourmet, la pretensiosa modalidad de los "tres pasos para la degustación", los precios exagerados, etc., no gustaron a los implacables peñistas, que en ese entonces supieron ver -a pesar de estar envueltos en la penumbra-, que estaban ante la presencia de "gato" y no de "liebre".
Pero como sabemos también dar segundas oportunidades, a casi un año de aquel fiasco volvimos al lugar, atraídos por el rumor del cambio de dueños y de perfil. Y tengo que decir que no nos equivocamos, amigos peñistas. Si bien seguimos ante un reducto que a la hora de los precios tiene escasa o nula piedad con las escuálidas billeteras del argento promedio, hay que decir que ahí se terminan las similitudes con el Brigadier del 2012. En absolutamente TODO lo demás, me encontré con mejoras sustanciales. Ahora se justifica gastarse unos mangos extra y darse el gusto de comer platos exquisitos -y abundantes-, estar excelentemente atendidos, gozar de en un ambiente tranquilo, MUY BIEN ILUMINADO -y lo destaco- y en pleno corazón del casco histórico santafesino. Ojo, creo que un liso -perfecto, suave y a temperatura justa-, una empanada de carne a modo de entrada, sorrentinos de pollo con salsa carbonara, vino malbec, y panqueques con dulce de leche de postre, por alrededor de un Roca -o Evita, depende de lo que haya salido del cajero- más un Sarmiento, tampoco resulta un precio desubicado en tiempos donde hasta el Ministro de Economía "se quiere ir". 
Para no extenderme demasiado, queridos amigos: visiten este nuevo Brigadier, que ahora sí es una opción seria para cenar con sus parejas, para derivar algún turista que esté de paso por la ciudad, ande por la peatonal y no sepa dónde caer para comer bien, o simplemente para conocerlo y sacar sus propias conclusiones. Si queda lo último de sueldo, apunten para otro lado, pero si los agarra a principios de mes, dénse el gustito, que la vida está hecha para estos pequeños placeres.





ARMANDO BARREDA



Hace algún tiempo supimos visitar "El Brigadier" y fue una de las peores críticas que me tocó escribir y quiso la fortuna que nunca saliese a la luz, es por eso que cuando el Barón y nuestra Condesa nos comunicaron que había nuevos dueños, decidimos darle una nueva oportunidad y valió la pena!! 

Los cambios eran notables y los percibías apenas al ingresar, una buena recepción de parte de la moza de turno, excelente  y cómoda ubicación, muy buena iluminación ambientaban el nuevo "Brigadier". Punto aparte para la dueña quien constantemente iba y venía al tanto de los detalles, eso me gustó porque al final de la velada creo que fue la impronta del lugar, los detalles.
Mientras esperábamos a los rezagados nos pedimos unas empanadas de carne, muy sabrosas y jugosas también por cierto. Para acompañarlas nos inclinamos por unos tradicionales lisos santafesinos y a esto iba con los detalles: primero nos retiraron uno de los lisos, a juicio de la moza no estaba conforme con cómo lo "tiro", era el primero del barril nos dijo y lo cambió; por otro lado estos lisos no venían  acompañados de los clásicos ingredientes pero cuando lo consultamos ella se ofreció a prepararnos unas tostaditas para la espera.
La carta no es muy extensa pero si equilibrada, en mi caso opté por unos sorrentinos de calabaza  con salsa carbonara; para acompañarlos la elección grupal fue un Santa Julia Malbec,  todo muy sabroso.
En resumen, "El Brigadier" dio un auténtico vuelco en atención y calidad conformándose una muy recomendable opción santafesina.

 







 LA CONDESA DESCALZA


Quiso la buena fortuna que me enterara del cambio de dueños de "El Brigadier", y así fue que decidimos, ya no darle una nueva oportunidad, sino empezar de cero; y fue una excelente decisión.
Para empezar, había luz!!! Las mesas tienen una buena separación y tamaño y la atención era demasiado buena para ser verdad, pero era.
En mi caso, llegué tarde para las empanadas, así que fui derecho al plato principal, "Lomo a la Brigadier", pedido que hice con ciertas reservas, dado que soy bastante quisquillosa con el punto de la carne (un poco más que "a punto" pero sin llegar a "cocido del todo"); la moza supo entender y transmitir, lo que se tradujo en exactamente lo que quería comer.
De postre pedí "Crema catalana", que hacía mucho que no comía, y estaba muy rica, a mí me gusta con un ligero toque de ralladura de limón, pero es una cuestión personal.
Un detalle, la moza levantó los pedidos a medida que fuimos llegando, pero no los pasó a la cocina, hasta que estuvimos todos.
Sin dudar, un lugar absolutamente recomendable y al que volveremos en más de una ocasión.













Calificación General




4


lunes, 18 de marzo de 2013

"Cervezas" con comillas

Lugar: Comillas Bar - Casa de Cervezas
Dirección: Sarmiento y Luciano Molinas
Enero 2013


ARMANDO BARREDA



Noche de peña y noche en la que volvemos al viejo y querido barrio Candioti, en este caso la reunión era en un bar del cual a todos en el grupo nos habían llegado comentarios, de hecho la condesa llego a mandar a su propio espía y estaba en agenda desde el pasado año.
Como las recomendaciones venían por el lado de la cerveza, junto con el Barón nos hicimos cargo del tema y arrancamos pidiendo una ronda de lisos, seguida de una "Miller" bien refrigerada y algunas vueltas de liso artesanal también, a lo que no tengo ninguna critica que hacerle. Por el lado de la comida me pedí un "comillas" que es un sándwich de pan casero con jamón crudo y queso algo que hace rato estaba antojado, este era medio chicón, pero llenador promediando la velada hicimos una ronda de empanadas también, en este caso me toco una árabe que también me gusto bastante.
Creo merece un apartado especial la atención de nuestro mozo esa noche, Julio, quien estuvo durante toda la noche presto a nuestros pedidos y consultas.
Otra cosa que me gusto en particular del lugar fue ese aire barrial que tenia, por momentos tenia la impresión que todos en las mesas eramos habitúes casi una reunión de amigos diría y eso me gusto.
En general el único inconveniente que encuentro en "Comillas" es el espacio físico que tiene, que es reducido, aunque debo reconocer que se las apañan muy bien para que no te sientas incomodo en ningún momento.
Sin duda alguna voy a regresar, sobre todo porque me quede con ganas de probar las pizzas y "Comillas" es una opción en la noche santafesina que merece poder aprovecharse y disfrutarse.  

  
 


  EL BARÓN DE LA CERVEZA


 Inicialmente Fiambrería Gourmet con venta de cervezas artesanales, hoy Comillas se ha convertido en Bar, y la verdad que lo celebro. Soy El Barón de la Cerveza, y realmente este lugar parece hecho a mi medida, con lo que voy a advertir algo: si no van a tomar cerveza, puede que Comillas no se ajuste a sus preferencias. Aunque mi advertencia puede que sea redundante, porque desde el nombre mismo del establecimiento sabemos que esto es así, por eso la carta desborda de opciones para degustar cervezas, muchas artesanales, algunas de elaboración propia, otras importadas, lisos, etc., pero siempre hay distraídos. Toda la comida que se ofrece está pensada para acompañar esa degustación, ergo, las opciones pasan por tablas, pizzas, alguna que otra empanada, hamburguesas y poco más, pero se entiende. El lugar no es cualquier bar, tiene un perfil definido y obra en consecuencia. Particularmente, me encantó. Fuimos atendidos con la mejor predisposición, está bien ubicado, en una ochava que es más amplia de lo que parece y que se disfruta porque no es ruidosa, y se presta para el disfrute de la noche, y obviamente la reflexión (o la polémica) típica del amante de la cerveza, jeje. En conclusión, un excelente lugar peñista para sentarse con pares y gozar de  ese refrescante y espumoso líquido dorado que tanto ayuda en la provincia invencible para pasar las crueles noches de verano. ¡"Comillas", hacías falta! 










 LA CONDESA DESCALZA


Primero lo primero, ya antes de ir estaba segura de que me iba a gustar y afortunadamente así fue.
El lugar es agradable, la atención es todo lo buena que puede ser con solamente un mozo, la comida es lo esperable. Pero, y he aquí el quid de la cuestión: ES UN BAR DE CERVEZAS, y en ese rubro es, por lo que he podido ver, imbatible. El liso artesanal es alucinante, esa noche pude probar el amber ale y el pale ale, increíbles los dos.
Bienvenido a la ciudad Comillas y espero que por mucho tiempo más.



 





 EL CATADOR TEMPLARIO


La verdad no sé porqué tardaron tanto en poner un lugar así, todavía el impulso de mantener vigentes y de abrir algunos espacios como los patios cerveceros no han sido tan fructíferos, aparentemente. A pesar de decirse que es una tierra de pioneros en cerveza no se respira en el aire esa sensación, creo que falta más desde ese punto de vista.
Vamos a los bifes, (o a los lisos) este es un emprendimiento que se celebra por rescatar esas raíces de las que hablaba antes. Si bien en lo edilicio el lugar no es demasiado (piensen en un despacho de fiambres con tirada de cerveza) cumple con la propuesta para los  amantes de la bebida, cantidad, variedad, están a la orden del día. El menú está en consonancia, minutas, tablas y pará de contar. Como toda esquina con mesas en vereda se convierte en "muy de barrio", está en Ud. saber si es de su gusto o no.












DR NO



Cortito y al pié, tres detalles que quedaron muy grabados en mí ser. Primero: Estaría bueno que antes de cambiar la variedad de liso del barril, avisen, así uno no se encuentra con sorpresas. Nada más que eso.
Segundo: En esos días tórridos, el despachante de liso tambíen podría despachar una manguereadita para refrescar la "vedera". Y sí papá, ¡¡¡¡si no ponés ni un ventilador de pie, al menos refrescame el piso!!!
Y tercero: ¡¡¡¡la picada no era para cuatro!!!! Si, si, muy casera ¡¡¡pero no era para cuatro!!! A duras penas alcanzó para 3, medio pijotera la verdad. Es todo.










Calificación general


3.21



viernes, 1 de febrero de 2013

Haciendo honor a Cervantes

Lugar: Quijotesco
Dirección: Boulevard Pellegrini 2841
Enero 2013


ARMANDO BARREDA



Nueva noche de peña y arrancamos el año visitando Quijotesco resto bar situado en pleno Boulevar santafesino. De entrada les cuento que el mozo que nos tocó en suerte tuvo a lo largo de la noche una actuación más que destacada con sus sugerencias y recomendaciones.
Llegamos temprano así que pudimos elegir bien nuestra ubicación y de movida nos gustó el detalle de la carta de cervezas, pero como es mi costumbre arranque con los lisos mientras esperábamos al resto de la peña. Para cenar me incliné por la opción de pizza carioca, y fue una muy buena elección porque quedé mas que satisfecho, lo suficiente como para declinar la opción del postre. En resumen, Quijosteco resto bar es una opción mas que recomendable en la noche santafesina.
  
 


  EL BARÓN DE LA CERVEZA


 Apuntado por nuestros peñistas arqueólogos, siempre deseosos de acercar alguna primicia, llegamos a Quijotesco. ¡Grata sorpresa! Como ya se dijo, el lugar es cómodo, está muy bien ubicado y tiene opción de hacer vereda sobre Boulevard, aunque nosotros optamos por el interior, en una noche donde el aire acondicionado era imprescindible. Hay una buena variedad de comidas, tanto minutas como platos restó, como para que nadie se quede con las ganas, y mi elección, como podrán apreciar en las fotos, era generosa y satisfacía el apetito de cualquiera. La bebida estuvo bien, los lisos "casi" justos. Tendrían un puntito más si hubiesen estado más fríos, pero no fue nada grave. Párrafo aparte para el postre: Panqueques con dulce de leche. A ver... cuando los vi y los probé, recordé otro lugar, ahí por el sur de la ciudad, cerca de la Plaza de Mayo. No fuiste reseñado, Brigadier, pero sabelo: ¡ESTOS son panqueques con dulce de leche! No pude dar cuenta de los dos, así que mi recomendación es que bien vale la pena probarlos (a los de Qujotesco, obvio, no a los del Brigadier, por favor). En cuanto a la atención y al precio también Quijotesco muestra nobleza. Se diría que es una opción sobria, donde nada destaca a niveles de excelencia -excepto, tal vez en la abundancia de los platos-, pero donde también cuesta encontrar fallas en algún ítem. ¡Una muy buena opción peñista! Seguramente Cervantes saldría muy satisfecho si se viniera con Sin Buscapina a comer ahí una noche, y también serviría para que me sacara de la duda: Sobre la elección de la imagen que identifica el lugar, ¿ese caballo vendría a ser el célebre -aunque algo escuálido- Rocinante, o el "Cavallino Rampante" de la escudería Ferrari? Para visitar el lugar y discutirlo frente a la imagen del equino. ¡Saludos!










 LA CONDESA DESCALZA


Empezamos el año en un sitio relativamente nuevo y al que podemos llegar a darle otra oportunidad.
Primero el lugar: Cómodo, con buena separación entre las mesas, ni demasiado chico ni demasiado grande, aunque no le vendría mal un poco de decoración.
La comida: Pedí un wok de cerdo y no sólo no me decepcionó, sino que me sorprendió gratamente. Para el postre ordené sabayón, lo hicieron en el momento y lo sirvieron con una bocha de helado dentro, raro pero no desagradable. En cuanto al sabayón en sí, bueh le faltaba el oporto, digamos que era un batido tibio de huevo con azúcar.
Ya que estaba probé el lemonchamp que pidió una amiga, JAMÁS en toda mi vida, había probado algo tan horrendo; grumoso, absolutamente nada de gusto a helado de limón y me animo a decir que ni champagne tenía, algún espumante barato y eso era todo.
Lamentablemente el liso es Quilmes, lo que supone una casi segura descompostura al otro día (exacto, de esas :/), así que no más de dos y después, agua saborizada, quéselevacé.
La atención fue normal, nada del otro mundo.


 

















Calificación General


  3.5