miércoles, 22 de junio de 2011

Recoleteando

Lugar: LA CITI RECOLETA
Dirección: 25 de Mayo y Santiago del Estero
Mayo 2011
  ARMANDO BARREDA

Hacía algún tiempo que no visitaba este lugar y que teníamos agendado hace rato. Así que esa noche nos terminamos juntado con los críticos habituales y un par de nuevos amigos. En mi caso tenía ganas de comer pizza agridulce así que eso pedí, acompañado por el barón que seleccionó una de anchoas, un clásico. Como es mi costumbre la acompañé con liso y no salí defraudado. La pedimos a la piedra y me gusto mucho, a punto diría. En cuanto a la atención  me pareció muy, pero muy  buena. El lugar muy cómodo, era día de semana así estaba medianamente ocupado. En cuanto a lo que pidieron mis amigos me gustó mucho la presentación de los sándwich mixtos, simple pero efectiva en lo visual. Hasta ahí un buen lugar para visitar y recomendar. Pero hubo un plus que me sorprendió, y la verdad que lo mío es lo salado (no soy afecto a los dulces). Para eso en el plantel hay un verdadero experto en el tema, y es que cuando llegó el turno del postre fue uno de los pocos que no lo pedí y me arrepentí!! Sí me gustó mucho la presentación del plato y lo generoso de las porciones de tortas. Sin duda alguna el postre en este caso fue un extra que no esperaba. En síntesis "La City" de Santiago es un lugar, clásico y más que recomendable para compartir con amigos o familia. Buena atención y buena comida ¿qué mas podemos pedir?


 EL CATADOR TEMPLARIO

Si bien es un ítem que se menciona casi a medias, como "pidiendo permiso", ciertamente no es un ítem menor el de la comodidad, no Señor. Y es algo a lo que me referiré con más énfasis en el futuro. El Sr. Armando Barreda lo expresó muy bien y en la memoria quedó registrado la confortabilidad del lugar en cuestión. Es importante en todo local que las luces estén en un grado que no te deje los ojos como una perdiz ni que tengas que tantear el plato para que por tactibilidad deduzcas si es un sanguche o una porción de Muzza (con los riesgos que implica tantear en la obscuridad, no?).
La City cumple ampliamente con éste ítem teniendo un local espacioso, confortable y con la ilumiación justa, colores cálidos, agradables y una pantalla gigante como para ver tranqui un clásico de barrio. Intuyo que las tardes deben transcurrir placenteramente con una taza de café y una porción de esas tortas que esperaban en la vitrina de la pastelería, pero eso lo dejaremos para otra reseña. La comida correcta, tanto la mía como la de mis compañeros y también un punto en la atención, digamos estuvo cuándo tenía que estar, trajo las cosas a tiempo y no revoloteaba cada 10' para quitarnos los platos y dejar la mesa libre. Creo que son éstos los ítems que uno se da cuénta que funcionan cúando la velada transcurre entre charla y charla y no se presta atención a lo demás hasta que aparece (la comida). Piénsenlo bien, si sienten esto en cualquier reunión de "salida afuera" es porque son justamente éstos tópicos los que funcionan. En La City sucede así.

  


  ZERO ALCOHOL

Era un sitio del que tenía cierto prejuicio, tonto e injustificado. Tal vez la zona, el nombre, quien sabe. Pero realmente la pasé bien. Y a pesar de que la velada correspondía a una “cena”, todo quedó opacado por el ítem “cafeteril”. No correspondía, pero pedí un café con una porción de Mouse de chocolate sin esperar nada fuera de lo común. Pero la porción de torta que llegó a la mesa (tanto en mi caso como en el de los otros comensales) aún ilumina mis pupilas. Enorme es la palabra, a pesar de que mi porción era la más pequeña de todas. Tres veces más abundante que en el lugar más generoso que recuerde. Creo que pedí como comida principal ravioles con manteca (muy apetecibles por cierto), pero el apartado dulce opacó absolutamente todo. La Citi (así, con i latina) calificó como un buen lugar para comer bien, y degustar el mejor postre de Santa Fe hasta la fecha.


 



  EL BARÓN DE LA CERVEZA

Hacía mucho tiempo que teníamos pendiente una visita a esta esquina tradicional de la Recoleta y finalmente se concretó algunos jueves atrás. Pero no fue esa la única concreción de la noche, ya que el peñista Armando Barreda pudo por fin dar cuenta de una pizza de ananá que le fuera esquiva en la fatídica -para él al menos- "noche de Molino XXIII". ¡Aplausos! ¡Los finales felices sí existen señoras y señores! La otra mitad de esa pizza que tan contento puso a mi compañero era la antítesis del agridulce: Anchoas, y la devoré sin pudores acompañándola con unos excelentes lisos bien fríos. La cantidad, a fuerza de ser sinceros, es la correcta, sin excesos. Podría haber comido una porción más, pero eso puede ser porque mi estómago ciertas noches no entiende razones y clama por los excesos como si me hablara un diablito al oído, solamente que en lugar del oído habla desde la "zapán". Que no se entienda mal, no es que la pizza sea escasa, pero tampoco es comparable a la de otros lugares que hemos visitado. De cualquier manera, esto que pudo haber sido un punto en contra, terminó jugándome a favor, porque el no haberme llenado me posibilitó disfrutar de los postres. La atención me dejó muy conforme también, el lugar muy cómodo, amplio, con wi-fi, varias pantallas para ver algún partido, bien calefaccionado -bueno, a lo mejor demasiado calefaccionado-, muy buena vista de 25 de Mayo a través de las vidrieras... pero nada que no hayamos disfrutado ya, y la calificación, al menos en mi caso iba a ser promedio... pero llegó la hora de los postres y acá es donde La City mostró credenciales: la pastelería es de lo mejor que hemos encontrado amigos peñistas. Mi porción de Selva Negra era prácticamente el Amazonas hecho postre, y los pedidos de mis compañeros tampoco se quedaron atrás. Acá sí que hubo excesos y con ganas. Poco más que agregar, salvo que pronto volveremos. La City Recoleta termina siendo un lugar muy bueno para pizzas o minutas en la noche, mientras miramos algún partido, pero donde de verdad se convierte en un lugar obligado es a la tarde, preferentemente uno de esos días donde la temperatura no pasa del dígito y se puede ver la llovizna a través de la vidriera mientras uno se toma un cafecito humeante acompañado de alguna porción de torta.







Calificación General

3.73

jueves, 16 de junio de 2011

Orígenes 2

Lugar: Café HAVANNA peatonal
Dirección: San Martín 2433
Mayo 2011


  EL BARÓN DE LA CERVEZA



Y como lo contó El Catador Templario en "Orígenes", un buen día volvimos al lugar donde comenzó todo. El azar, el destino, el caos, vaya a saber qué, quiso que los demás peñistas invitados no pudieran asistir por motivos diversos y así los tres fundadores de la peña de jueves volvieron a reunirse en el Café Havanna, en el corazón de la peatonal santafesina, un poquito más de un año después de aquel primer "cafecito", viviendo un incomparable deja vu. Además, como en aquella oportunidad, estuvimos sentados afuera porque adentro estaba repleto y, si me apuran, creo que hasta nos sentamos en la misma mesa. En fin, sin detenernos demasiado en estos sincronismos, vamos a lo nuestro: Havana, en cuanto a la cafetería, no defrauda. Mi café se llamaba "Deleite", y en honor a la verdad tenía bien puesto el nombre, pruébenlo y después me cuentan. Lo acompañé con un tostado que... bueno, sinceramente no era lo mejor, este apartado obviamente no es el fuerte de Havanna. Rico, pero escaso y lejos de un precio acorde. Lo que sí tienta es la parte de dulces. No probé nada esta vez, solamente una masita con chocolate que vino con el coffee, pero la carta tenía un lindo diseño con fotos de tortas, masas y, obviamente sus célebres alfajores. Para los días más frescos, Havana tiene un interior cálido, algo falto de espacio, pero muy agradable, y para los días en que el clima es más benévolo y se puede hacer exteriores sin problemas, la peatonal santafesina -creo que coincidirán conmigo mis compañeros y santafesinos en general-, ofrece en cualquier horario inigualables bellezas naturales, difíciles de encontrar en otros lugares del planeta. A veces esto conspira porque se nos enfría el café, se pierde el hilo de las charlas, etc. pero sin lugar a dudas es un punto más a favor de este lugar. Gracias por todo Havanna, volveremos para celebrar otro aniversario.


 EL CATADOR TEMPLARIO



Como decía el peñista fundador, Barón, mucho de Deja Vú había en esta convocatoria semanal. En parte relaté las razones en "Orígenes" anteriormente. Pero debo agregar que reencontrarme con los sabores de este café ya me traen recuerdos de más atrás en el tiempo. Sobre todo en lo relativo a los alfajores de internacional calidad.

En mi caso degusté un Latte de chocolate que si venís con el estómago medio vacío es ideal para darte ese empujoncito para seguir hasta la cena. Los pro y los contras de la presentación de esta variedad son:
- PRO: El envase descartable lo hace práctico para llevarlo "al toque" y seguir caminando sin parar de saborear.
- CONTRA: Le quita a su vez este envase esa calidez de la taza que hace al cuerpo de todo café y que te invita a esa pausa, disfrutando de ese tiempo.

Para mí, que me tomo esas pausas a modo contemplativo, rige lo segundo a rajatabla, pero siempre está el apurado al que le puede servir lo otro.
Sentarme en la peato, no es lo que más me gusta pero la tarde transcurrió tranquila entre comentario y comentario. Me hubiese gustado desparramarme en el livingcito que tiene al fondo el local pero estaba ocupado. Otra vez será. Jode un poco sí, que la moza venga a cobrarte con el tema de entregar el turno, en fin.

Un lugar harto recomendado, no se olviden antes de retirarse de llevarse un Havannet de postre. Uno solo, porque lo otro está medio salado.



 ZERO ALCOHOL


Un sitio donde lo que se toma es demasiado delicioso (el latte es insuperable), y lo que se come no se queda atrás (los tostados son abundantes y adictivos). La vista además es impagable y hasta nociva (nos sentamos fuera del local, sobre la peatonal misma). Pero el lugar tiene dos problemas importantes: ahora que viene el frío, si uno desea ubicarse en el interior, seguramente no encontrará mesa libre con facilidad. El local es muy chico y siempre está abarrotado de gente. Y lo otro es la escasez de personal para atender. La chica estuvo atenta, pero siempre existirán demoras por este motivo. Por lo demás, es un sitio de precios acordes al lugar, y deliciosa carta llena de cosas tentadoras.


 

Calificación General
 
 
 3.31

lunes, 6 de junio de 2011

This is... Liverpool

Lugar: LIVERPOOL RESTO BAR
Dirección: Pedro Vittori y Mariano Comas
Mayo 2011



  EL BARÓN DE LA CERVEZA


Pedro Vittori y Mariano Comas... esquina conocida por los fundadores de Sin Buscapina porque en un pasado que algunos queremos olvidar, las circunstancias nos hicieron ocasionales vecinos. En esa época (imágenes en blanco y negro con melancólica música de tocadiscos) funcionaba aquí una pollería que supo darnos muchas satisfacciones en mediodías de sábado donde degustábamos esos pollitos con chimichurri y fritas o sus inolvidables hamburguesas... Lustros después, la revisitamos una noche de jueves, buscando descubrir qué ofrece al peñista este bar que no hace mucho abrió sus puertas. 

Para empezar, como la jornada estaba más cerca de ser primaveral que otoñal, nos ubicamos afuera... y acá está el primer detalle incomodante: poca luz en el exterior, producto de dos cosas: 1) la calle no da la iluminación suficiente, y supongo que como no falta mucho para el invierno y pronto van a desaparecer las mesas en la vereda, no van a invertir todavía en un reflector que nos evite tener que valernos de la linterna del celular para leer la carta o distinguir si la comida está bien cocida o no. Y 2) atentaba contra la visibilidad una sombrilla desplegada, que si bien criticamos en un principio, resultó ser imprescindible para no sufrir la lluvia de hojas secas de los árboles en los platos y volvernos vegetarianos forzosos. 

Sobre la comida, la verdad es que no me puedo quejar. Hay pizzas, tablas, minutas, platos gourmet que aunque no en una variedad sobresaliente, sí es celebrable que no es verso que estamos en un restó, como por ahí pasa en otros lugares que de restó tienen nada más que el nombre. Los precios están bien, sin motivar fuegos artificiales. Compartimos unos "sanguches" con pan baguette a modo de entrada y después en lo personal me deleité con un "lomo a la crema de olivas verdes con vegetales rostizados". No defraudó, aunque si no me hubiera comido antes el citado sandwich hubiese resultado algo escaso. En el apartado "bebidas", sufrimiento, aunque no por culpa de Liverpool. 

No pude tomar cerveza esa noche gracias a mi dentista a la que le mando un gran saludo y agradecimientos, me vi forzado a secundar a Zero Alcohol en su cruzada inquebrantable respetando el templo sagrado de su cuerpo y tomé una "pecsi", mirando de reojo y con baba recorriéndome las comisuras de los labios las pintas y balones que consumía y elogiaba la pareja de peñistas amigos que tenía a mi derecha y el invitado rezagado, que llegó tras cumplir obligaciones laborales y se sumó al consumo de la gélida bebida dorada. 

En interiores Liverpool gusta mucho, no es muy amplio pero está muy bien, tiene pantalla para disfrutar de videos musicales o algún partido, y el ambiente es copado para estirar las peñas o directamente irse después de comer a tomar algún trago y escuchar música. Le auguro éxito. Nos fuimos cuando la temperatura de la noche se había puesto más acorde a la lógica del calendario, con la satisfacción de otra noche de peña muy disfrutada. ¡Salud! (Por esta vez brindo con "Pecsi")



 ZERO ALCOHOL



Lugar no apto para tempraneros como nosotros. Recién 20:30 las mesas estaban listas como para sentarse a degustar algo mientras calentaban el horno de la cocina. Es cierto, el lugar es un tanto oscuro, pero creo que hay cierta intencionalidad para acaparar a gente que busca pasar desapercibida. La onda restó no me vá demasiado, tengo que reconocerlo. Esos platos de nombres extraños y sofisticados donde vale más la “creatividad” antes que la función alimenticia, se los dejo a otros. No obstante el “lomito” en baguet gigante con papas  y morrones y no recuerdo que más satisfizo mi gula ampliamente. La llegada de mi pedido (luego de una tardanza injustificada por la poca gente que había), despertó la envidia del resto de los comensales: resultó el más abundante de un conjunto de comidas que quedaban diminutas dentro de los gigantescos platos. Platos que ocupaban toda la mesa sin necesidad. Pero el final fue feliz, y como las apariencias engañan, lo que parecía escaso terminó llenando los estómagos de los presentes mientras nos deleitábamos con las anécdotas íntimas de la parejita de enamorados que compartieron la velada. El lugar es chico, así que mejor llamen para dejar sus reservas si piensan ir demasiado tarde. Y un dato extra: por lo visto esa noche, parece ser el lugar preferido por las peñistas mujeres.

PD: ¿qué encontramos en la carta?   Sandwichs con pan baguette, lomitos, cazuelas, pizzas, torres de creppes, ensaladas, salteados al wok, y por supuesto, platos gourmet.



 





Calificación General


3.54

miércoles, 1 de junio de 2011

Falso jeringoso

Lugar: PROCOPE
Dirección: Alberdi y Boulevar Galvez
Mayo 2011




 EL CATADOR TEMPLARIO



El otoño llegó con todo a la Vera Cruz y, al decir de muchos de los habitantes de la misma, se convierte en la estación donde el clima resulta ser más benigno. Predominan las tardes de sol a una temperatura casi ideal para la caminata planificada u ocasional, el encuentro con amigos, la mateada en plazas o paseos y otras opciones más.

Una de estas opciones es nuestra sana costumbre cafetera de los jueves. En esta oportunidad nos tocó acudir de nuevo al bello barrio Candioti Sur, tantas veces visitado, para encontrarnos en una de las esquinas casi clásicas del mismo.

Prócope me recibió en la intersección de Alberdi y Bulevar Gálvez con la calidez que le daban los últimos rayos solares de otoño. Rápidamente me dispuse en una mesa para unos cuántos y retomé una lectura que había quedado en mi mochila, informando previamente sobre la espera de los otros visitantes a la amable moza que me trajo la carta. Entre página y página me acomodé en la silla inmerso en la calidez que brinda el local intercalando vistas hacia la plaza Pueyrredón y a los ocasionales transeúntes que caminaban la acera. Invariablemente retrocedí unos años a la época cuándo me mudaba a este barrio pero en la zona cercana a la terminal, en las postrimerías de la misma para ser precisos. Llegaban estos días y aprovechaba el sol de la siesta para descansar la mente del estudio y caminar por sus calles pisando hojas con el mate en la mano, se produjo un enamoramiento con el entorno de esos que se suceden tantas veces, cuándo uno se identifica con el barrio en el que vive, cuándo se produce una especie de intercambio. Es el entorno que te ofrece la recorrida a cambio de que uno lo descubra, lo contemple. Después de todo, sería bello un paisaje si no hubiese un observador que le otorgue tal categoría?

Volví a la mesa justo mientras ingresaban al local mis amigos prestos al pedido de café y alguna confitura para acompañar. La charla fue derivandose entre los carriles normales, los aspectos políticos de la actualidad, alguna que otra novedad chismosa televisiva, el infaltable repaso al tema deportivo. Al escribir esto caigo en la cuenta de que vale tener amigos donde estos temas se puedan tratar con seriedad y jocosidad al mismo tiempo sin caer en la provocación y el enojo, esos grupos de amigos donde algún integrante se pelee por hablar de fútbol realmente no lo puedo entender.

Las imágenes hablan por sí mismas. Todos pedimos distintas versiones de "cafeses". La lágrima doble me pareció correcta junto con una porción de tarta de higos y frutas secaas muy buena. Uno de los puntos altos del lugar que siempre tiene algo dulce de buena pastelería para acompañar. Parte de que la tarde transcurriese tan cómodamente creo que se atribuye a la ambientación y a el entorno urbano donde se encuentra emplazado el local. Personalmente es un lugar que disfruto mucho y recomiendo ampliamente, sea para pasarlo con amigos, pareja, o solo leyendo el diario, libro o navegando con una Note. Si te pinta, te tomás un helado que a mi parecer son los mejores de Santa Fe (caros, eso sí). Vale la pena leer en las cartas el origen del nombre Prócope. Volveré seguramente una de estas tardes a guarecerme del frío otoñal.



  EL BARÓN DE LA CERVEZA


Era la semana en que murió (¿murió?) Bin Laden... y obviamente como buenos argentos que somos, y ante semejante tema de conversación, no pudimos hacer menos que dedicarnos a ejercer nuestro legítimo derecho ciudadano a hablar al pedo... café de por medio. Así, la heladería Prócope nos encontró para debatir éste y otros asuntos con la seriedad que nos caracteriza (o sea, ninguna), cuando la tarde se empezaba a marchitar. La plaza Pueyrredón y el querido Boulevard Pellegrini completaban un cuadro ideal para una peña cafetera, y así comenzaron a desfilar las opiniones (muchas veces encontradas), los cafecitos y las cosas dulces. De cualquier manera, no puedo mentirles, no todo fue idílico: mi café no estaba muy disfrutable que digamos. Probé el vienés y no era ni tan generoso ni tan sabroso como el de Oro Negro... la verdad que no me dejó un gran recuerdo, todo lo contrario de la porción de Selva Negra que devoré acompañando el "coffee", una exquisitez que sinceramente no me merecía. Prócope tiene una buena variedad de tortas, bizcochuelos y postres en las cartas, pero no siempre tienen todo a disposición y es entendible, así que no vayan pensando "me voy a clavar un lemon pie grande como una rueda de tractor" porque en una de esas no hay y se da una escena de violencia. Para redondear, el lugar está muy bien, estuvimos muy bien atendidos, los helados que se ofrecen son tentadores aunque no seducen demasiado los precios, tiene mesitas afuera a buen resguardo para disfrutar de lo que queda de otoño, y para el invierno, si bien el espacio adentro no es mucho, será una buena opción para refugiarse a tomar algo calentito (asegúrense que esté más calentito que mi café vienés) y acompañarlo con algo dulce. Ah, como dato extra que siempre me olvido de mencionar: hay wi-fi para los peñistas tecnológicos que quieran bajar teorías sobre la muerte de Bin Laden para respaldar sus dichos mientras se "cafetea" discutiendo acaloradamente con la banda.


 ZERO ALCOHOL


Como mis anónimos compañeros ya se dijeron casi todo, seré concreto y breve. El local combina heladería con cafetería. Brinda las comodidades justas para albergar una buena cantidad de gente, con mesas sobre la vereda debidamente protegidas de la fría intemperie por un plástico transparente. Pero tampoco el sitio es demasiado amplio. Fuí bastante conservador en mi pedido: un submarino delicioso y una porción de selva negra bastante modesto para el precio que figuraba en la carta. Tal vez la oferta dulce no es tan amplia como yo esperaba, pero satisface al que busque cosas ricas. Los helados quedarán para el verano.


 

 



Calificación General


3.47