sábado, 22 de octubre de 2011

Un trozo del pasado en el centro santafesino

Lugar: Círculo Italiano
Dirección: Hipólito Irigoyen 2451
Setiembre 2011

  ARMANDO BARREDA


Noche extraña la de la peña que reseño, casi intima diría. ¿Por qué? Para empezar éramos pocos, por mi lado era un lugar al que nunca había asistido y quería conocer desde hace rato. Debo reconocer que hasta llegar al comedor, debí pasar por varios filtros: un vestíbulo, un estar, pasillo, y finalmente comedor. Estuvo bueno, ya que finalmente se consiguió una privacidad pocos veces lograda desde que vamos de peña. Del salón en sí me gusto su ambientación, en especial la mesa hecha con un barril  (esa me fascinó), o las viejas maquinas de café. La noche prometía bastante. De entrada nos sirvieron una variedad tostadas y panes, y para acompañarlos, queso. A la hora de cenar había acordado con el Barón pedir cada uno algo distinto, así cubríamos más variedad de la carta, así que por mi lado me incliné por pollo a la naranja, acompañado por un malbec elección del propio Barón. Finalmente de postre elegí  budín de pan. Qué decir que quedé más que conforme con la velada, me gustó el  lugar y disfruté como hacía rato de la comida, y ni que hablar de la charla. La atención impecable, pero es lo que esperaba apenas llegué: era un mozo con experiencia y eso se notó. El lugar lo recomiendo sobre todo si van en familia, aunque creo se adapta a casi cualquier situación. Quedo pendiente una futura visita al patio cervecero, pero eso ya va a ser otra historia.
 


  EL BARÓN DE LA CERVEZA


(Música de Ennio Morricone por favor) Tras muchas postergaciones, cuatro recios hombres solitarios llegaron finalmente a las puertas del Círculo Italiano. Los cuatro bien podríamos haber sido comparados con Lee Van Cleef, Clint Eastwood, Franco Nero y Charles Bronson... sobre todo por nuestras edades, no tanto por la masculinidad, jeje. En fin, el Círculo Italiano, en mi caso, una grata sorpresa. De afuera, ni la fachada ni la zona cercana a la terminal de colectivos dan para el disfrute, más bien lo contrario, pero una vez que atravesamos la puerta y el mencionado vestíbulo, tenemos la sensación de haber saltado hacia atrás en el tiempo hasta la Santa Fe de mediados del siglo XX. La casa, de ésas en peligro de extinción, que tanto gustan para proyectos inmobiliarios que consisten en demolerlas y hacer un edificio, está llena de muebles antiguos, algunos que soportan bien el paso del tiempo, otros no tanto, pero todos parecen querer contar una historia. De los altos techos cuelgan preciosas arañas y una mampara con vitreaux termina de vestir un amplio living que -adivino- debe ser usado para reuniones y eventos sociales. Dejando atrás esta gran sala, derivamos en el restaurante y el panorama es todavía mejor. A las máquinas de café que ya nombró mi compañero peñista Armando Barreda, agrego vitrinas con decenas de trofeos, viejas choperas y cuadros, redondeando una ornamentación que homenajea el pasado pero no deja de ser moderna. Para los días que están llegando y que prácticamente obligan a buscar espacios gastronómicos al aire libre tenemos el patio, que aunque no estaba habilitado porque cuando visitamos este lugar el invierno daba los últimos manotazos de ahogado, sí promete grandes satisfacciones de cara al inminente verano. Y ahora, metiéndome en lo más importante: la comida y bebida, decidí darle continuidad a mi búsqueda personal de la "boga perfecta". Si bien todavía el éxtasis no ha sido alcanzado, esta noche me acerqué bastante. La boga despinada con salsa de roquefort y papas era de un tamaño generoso, estaba bien presentada y al paladar fue un deleite. Si esto se planteara como una imaginaria carrera ictícola, la boga del Círculo Italiano superaría por un buen margen a la de La Malagueta, y ni hablar de la de Ágora, que quedó como una vuelta rezagada... y boqueando a flor de agua, moribunda. Muy buen vino para acompañar el pescadito y de postre un flancito. Recalco lo de "flancito", ya no tan generoso como la boga en sus proporciones. No quiero mentir, pero creo que no había lisos, cosa que me parece -de ser así- imperdonable. Por lo menos podrían poner en funcionamiento alguna de esas viejas choperas que están de adorno. De cualquier manera sí hay cervezas varias. En una próxima visita iremos a por ellas. Dejo el tema de la gaseosa para nuestro abstemio especialista en el área, pero adelanto que celebro que haya envases familiares. Un consejo: llamen y reserven, o pregunten, porque hay noches (aunque no fue el caso de la que elegimos nosotros) donde el lugar suele llenarse, y ahí la comodidad se va al carajo. Este lugar, a priori, puede antojársele deprimente a peñistas que hayan nacido de 1985 para acá, pero no se dejen engañar, como bien señalaba ya Armando, se adapta a cualquier público, tenga la edad que tenga. A no perdérselo, que no quedan muchos lugares de éstos, que cuentan un pedazo grande de la historia de la ciudad y hay que mantenerlos vivos.
 



  ZERO ALCOHOL

Por fuera casi me pasó desapercibido. Nada más entrar me sentí en un capítulo de La Dimensión Desconocida: a medida que avanzaba por las estancias previas al salón, tenía la sensación de estar retrocediendo en el tiempo.
Buen clima para comenzar una de las últimas noches de frío, por lo que aproveché para pedir mi plato de pasta favorito: ravioles. Aunque no era abundante como en otros lados, satisfizo mis ansias de hidratos. De postre degusté un clásico bombón suizo, que como de artesanal no tienen nada, estaba simplemente rico. La atención del mozo fue más que correcta, pero hay que decir que cuando llegamos apenas había un par de mesas ocupadas. Cuando nos íbamos el lugar se llenó. Habría que ver en esas circunstancias si la rapidez y la atención seguirían siendo las mismas. Ciertos comentarios de comensales amigos me dicen que no es así.

 










DR NO


¿Dónde me trajeron? ¿La próxima peña dónde se hace, en el Etnográfico? Creo que el de la mesa de al lado era el Brigadier López. Los sillones de la entrada eran una antigüedad, y  los agujeros que tenían daban una imagen lamentable. Así como me molestan los malos mozos también me molestan los cargosos. ¡Mucha confianza che! (Soy jodido, ¿y qué?). Tantos detalles me hicieron distraer de la comida, ni me acuerdo lo que comí.

















Calificación General


3.17

6 comentarios:

  1. Hace bastante que no voy, pero recuerdo que la provoleta al oreganato es imperdible, la boga siempre sale bien, la pasta es al dente y si lo piden con tiempo, el panqueque de manzana quemado es alucinante (no sé si lo seguirán haciendo...).
    El liso, lo dejan para el patio, en el restaurant, no.
    Reconozco que la limpieza del lugar no es de lo mejor, pero he ido a lugares más rimbombantes que contratan a la misma señora :p
    En definitiva, es un lugar agradable para ir, con mozos experimentados y que saben cómo pedir algo a la cocina.

    P.D.: Creo que me voy mereciendo un lugar honorario entre los peñistas jajajaja

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  2. El Catador Templario24 de octubre de 2011, 9:34

    Lamento sobremanera perderme noches y lugares como éste, consultaré a los peñistas si alguno me acompaña en otra ocasión. Excelente incursión!

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  3. El Barón de la Cerveza24 de octubre de 2011, 12:01

    ¡Repetimos el Círculo Italiano cuando quiera, amigo Catador! Ese patio cervecero no puede quedar sin ser evaluado, jaja. Y para Nialtaniflaca, no sólo se merece un lugar honorario en Sin Buscapina, sino que se ha ganado la invitación abierta para cuando quiera unirse a una peña. Semana a semana circula un mail de convocatoria ultrasecreto, codificado por si cayera en manos enemigas, en él se enterará donde estamos cada jueves. Podrá obtenerlo de nuestro especialista en inteligencia, el ligeramente paranoico Armando Barreda. ¡Saludos!

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  4. Catador, esto ya es un pacto!!! volvemos todos menos el amargo del Dr No al patio a tomar lisos apenas mejore el tiempo y las noches sean mas calidas!! Nialtaniflaca, ya estoy comicionando a uno de mis agentes doblecero para que te reenvie el mail codificado con altisima prioridad, asi estas al tanto de todos nuestros movimientos peñisticos. Y como no soy de comentar nunca, me tomo esta licencia personal: Dr No, sos un amargo!!!

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  5. Aguardo mail codificado y ultrasecreto, entonces :))))

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