martes, 19 de abril de 2011

Noches árabes en el centro santafesino

Lugar: MAKÁNUN DIÁAFAH - Hospitalidad Árabe
Dirección: 9 de Julio 2501
Marzo 2011

Con la llegada del invierno el blog va cambiando su estética. Comenzamos por la cabecera. Pero a medida que el frío avance, más cosas se adaptarán a la época. Estén atentos.




 EL CATADOR TEMPLARIO 


¿Tuvieron esa sensación de, cuando uno vuelve a su casa, sentir el aroma de la comida casera? Los sabores, las texturas. Pero hay algo más, es esa sensación de sentirse "como en casa". Y cuando ingresé al establecimiento en cuestión respiré ese aire, realmente muy acojedor y confortable. En parte creo que lo consigue el ambiente, pulcro y prolijo sin llegar a ser fastuoso. Recuerdo mis primeras visitas en su anterior encarnación en las inmediaciones del club Gimnasia y esgrima de 4 de enero. Entrar en este lugar es casi garantía de comer bien y por un buen precio. La oferta árabe es conocida por su calidad y las minutas son muy recomendables, la gaseosa familiar con buena temperatura y los lisos que iban y venían completaban lo gastronómico de modo más o menos esférico. Pero hubo una amenaza. Algo que formaba aristas. Algo que trataba de imponerse para lograr pasar de esa simpática forma de número 5 a un cubo o algo peor. Y sí, fue el servicio.

Como nos tocó vivir en la ya relatada "aventura nocturna de San Patricio", aunque no tan agudamente, el servicio dejó ver el lado flaco del establecimiento. 

Mozos sin designar para las mesas: a veces te atendía un rubio, otras veces un morocho, otras veces te atendían tres a la vez en una especie de avasallamiento progresivo donde los pedidos llegaban desparejos, se repetían o tardaban más que otros. El punto cúlmine lo aporto una peñista que certeramente vio pasar a uno de estos individos con un apetecible plato de ravioles con dedo pulgar incluído en la salsa. Quedamos en la duda si será alguna manera árabe de medirle la temperatura a la comida para que al comensal le llegue en su justa medida. Preferimos no saberlo. 

Más allá del tema mozos, el lugar siempre es recomendable. Es que en una fecha de fin de mes, en pocos lugares se puede comer con bebida y postre (buena comida, no hamburguesa ni choris) por treinta pesos. Por lo menos así, lo veo yo.





   ZERO ALCOHOL


Buena variedad de carta (especialidades árabes, minutas, parrillada, pastas, postres), buena calidad de la comida (mi milanesa de pollo con papas alcanzaba para saciar a una persona y estaba muy sabrosa, aunque la empanada árabe con la que abrí la noche llegó algo fría), pero floja atención (¿se dieron cuenta que es el punto débil de la mayoría de los lugares que visitamos?). Como dijo El Catador… los mozos desfilaban erráticos por nuestra mesa y demoraron en atendernos, aún con un 30% del salón lleno. Pero lo peor fue el recibimiento, con un muchacho que correctamente nos explicó que no podía guardar los lugares para los comensales que faltaban (hasta ahí todo perfecto), pero que nos dio un sermón sobre las reglas de admisión en cuanto a la vestimenta permitida en el local: nada de ropa deportiva, ojotas, musculosas, pantalones cortos, etc. El problema no es que el sitio busque preservar una imagen, están en todo su derecho, sinó el tonito soberbio con que se nos comunicó todo esto, y sobre todo sin necesidad ya que todos cumplíamos con las normas de admisión. Una mancha que apenas empañó una velada amena, multitudinaria, y en un sitio altamente recomendable por sus excelentes precios. Eso sí, el local no es muy grande y se llena rápido. Dejo al Barón… que entre en detalle sobre este tema.





  EL BARÓN DE LA CERVEZA


Hay lugares que siguen siendo un misterio para mí, y este es uno de ellos. Es una postal de nuestra Santa Fe en las noches de todo el año ese racimo humano que se agolpa en la esquina de 9 de Julio y Tucumán esperando pacientemente -y no tanto- por un lugar en las mesas de este establecimiento. A partir de las siete y media de la tarde ya pueden verse mesas ocupadas, y generalmente para las ocho la capacidad está colmada y comienza la espera en las sillas dispuestas afuera, en la vereda. Con estos precios y la calidad de la comida de la cual ya hablaron mis compañeros esto es muy lógico, pero lo ilógico es que el local no se amplíe, o que abran sucursales, sobre todo para mejorar la atención y la comodidad, que siempre fue el punto flaco del lugar. Preguntas que me hice muchas veces y cuya respuesta solamente tienen los responsables del comedor, por ahí con esta modalidad están cómodos y los números cierran... a mí los números me cierran siempre que los visito, pero de la comodidad no puedo decir lo mismo. 

Como no hay mucho lugar, las mesas se apretan todo lo que permite el espacio; no hay reservas, con lo que se obliga a la gente a ir tempranito para conseguir lugar o esperar en la vereda; y cuando el lugar está lleno (o sea siempre) el calor humano se hace sentir y el aire acondicionado se prende un ratito -como cuando en la cancha los bomberos alivian a la hinchada con unos chorros de agua- para minutos después apagarse, para repetir la operación un rato después... 

En fin, no puedo decir nada del precio, la calidad de la comida y bebida, los pilares por los cuales la gente sigue yendo desde hace años, pero sí tengo que poner la queja en la atención y comodidades que lejos de mejorar creo que han empeorado. Si uno se banca estas cosas, y como ya señaló el Catador, no hay lugar donde vayan a comer una entrada, un plato principal, un vinito San F. y postre (todo de gran calidad y en cantidades generosas) por alrededor de treinta manguitos. Excepto tal vez por El Vesubio, también de raíces árabes, emparentado con este comedor visitado por Sin Buscapina, pero eso será parte de alguna futura reseña. ¡Hasta otro jueves, peñistas!










Calificación General


3.72



3 comentarios:

  1. El Catador Templario20 de abril de 2011, 11:19

    No escuché el sermón que se comió Zero, como para replicar al q lo generó, digo. Lo q si, entré en el baño y justo había un mozo acomodándose la camisa para empezar a trabajar y al verme salió pidiéndome disculpas, le habrá asustado el yelmo?

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  2. Felicitaciones a los peñistas!!! Muy buenas las reseñas de cada lugar!
    En mi caso, concurro frecuentemente a comer a "los arabes" (Su verdadero nombre lo pronuncie una o dos veces; por suerte basta con decir los arabes para que las personas entiendan de qué lugar se trata), tanto por sus precios como por la calidad de la comida. Me encantan sus empanadas! Esas famosas sfijas que en muchas ocasiones las como de entrada y tambien como plato principal! Y, como dato, agrego que las empanadas pueden pedirse para llevar, con lo q uno puede disfrutarlas en la comodidad del hogar sin esperar demasiado.
    Sobre las reglas de admision, creo q se entiende apenas uno constata la pulcridad del lugar y sus mozos; por suerte no he tenido malas experiencias con ninguno de ellos. Creo q mas q designacion de mesas, tienen designacion de tareas.
    De lo que no puedo defenderlos es del tiempo de espera! Hay que hacer el plan con algo de tiempo, y adelantarse a pedir mesa, ya que a partir de las 21 hs ya habra que esperar 40 minutos. Pregunté sobre esto en una ocasion a uno de los mozos, y la respuesta fue que si se ampliaban perderian la calidad y la hospitalidad que buscan ofrecer a los clientes.
    LO bueno, siempre ofrecen un jugo de naranja exprimido o un rico vino dulce para que la espera pase mas rapido!

    Saludosss! y espero que el aporte sea util!

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  3. El Barón de la Cerveza20 de abril de 2011, 18:58

    ¡Por supuesto que es útil tu aporte! Un gran abrazo y gracias por la buena onda. ;)

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